Preparados, listos... ¡A comer!

27 de noviembre 2025 - 03:06

Todo el entramado social parece girar en torno a la comida, y confieso que estoy agotada de esta deriva consumista que nos mantiene aferrados a un ritual que se repite año tras año, como si no hubiera espacio para imaginar otra forma de celebrar. ¿Habrá planes más originales en los que no tengamos que gastarnos cincuenta euros en una comida que no lo vale? Ya están subiendo las ventas de antiácidos, el colesterol se está preparando para subir de nivel y la tensión arterial está cotizando en bolsa, con previsión de máximos para el mes de diciembre.

En los últimos años, muchas empresas han empezado a cuestionar la fórmula clásica de la cena navideña. Cada vez más equipos buscan celebrar de otra manera, sin necesidad de encerrarse en un restaurante. En España algunas compañías participan en propuestas de voluntariado corporativo que sustituyen la clásica comida por actividades con impacto social.

Fuera de España la tendencia es similar; en Reino Unido están sustituyendo la comida de empresa por los charity days, jornadas en las que toda la plantilla colabora con una ONG. En países nórdicos, cada vez es más común usar el presupuesto de la cena para financiar proyectos locales de sostenibilidad y terminar la mañana con un desayuno informal en la oficina.

Aquí en Huelva puedes contactar con Onuba Bike, alquilar unas bicis y hacer una ruta por el barrio de Las Cardeñas o en dirección contraria puedes ir a la Punta del Sebo, y disfrutar de un paseo maravilloso y comerte un bocadillo de melva con pimientos rojos al lado de la escultora Gertrude V. Whitney. Si hace sol hay muchos planes que se pueden hacer al aire libre, como también actividades culturales aprovechando todas las bondades que nos ofrece nuestra querida provincia. Hay residencias donde la soledad es el único amigo de los abuelos y asociaciones que necesitan manos extras. Tenemos las herramientas, pero necesitamos la voluntad y las ganas para transformar estas fechas en experiencias auténticas que conecten, ayuden y hagan que la Navidad tenga más sentido que cualquier cena cara.

Todas estas propuestas nacen de la misma intuición: que celebrar no es sinónimo de gastar, y que la Navidad puede recuperar su sentido comunitario y lúdico sin necesidad de repetir la misma fórmula de plato de ibéricos y ración de chocos fritos sentados alrededor de una mesa.

Mañana tengo mi primera cena con los amigos y no me funcionó lo del paseo en bici y el bocata. Seguiré intentándolo, aunque me quede sin amigos.

La gente está tan ocupada en reunirse que ha olvidado encontrarse. ¡Feliz jueves!

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