¿Puedo preguntar?

Resulta ofensivo para cualquier persona con criterio democrático que el ejercicio libre de la profesión periodística, desde principios éticos y en ejercicio de la libertad individual para informar a los ciudadanos, derive en la descalificación, la acusación de antipatriota y el señalamiento de provocar daños al país porque dos de nueve preguntas realizadas al señor Trump eran referidas a España.

Lo grave, además, es que las quejas y la descalificación del periodista proceden de dos Ministros del gobierno “progresista”. Cierto es, que en otros tiempos sucedía —no precisamente democráticos— que había controles y normas restrictivas para la publicación de opiniones dictadas por el propio Gobierno y quien las incumplía era, automáticamente, referenciado como mal periodista y español, justo lo mismo que la acusación planteada por los ministros, con lo que me surge aunque visto está que hay que medir las preguntas, con lo que se marginan los principios informativos del texto constitucional, aún así, pregunto: ¿esta actitud es “progre” o se acerca más a la dictatorial? Lógicamente, junto a los políticos no faltan ¿compañeros? apesebrados que aplauden la crítica para no perder los favores a recibir presuntamente.

Y es que por lo que dicen desde el Gobierno y sus corifeos, no gustan algunos principios, como el enunciado por D. Basset: “Un periódico es un creador de opinión, no un siervo de ella”, por eso los amigos del pensamiento único se molestan cuando alguien, desde la veracidad y la profesionalidad, pregunta o escribe en un ejercicio de libertad, se merece el respeto social, aunque se discrepe con su opinión, pero nunca el ataque ni la descalificación y, menos aún por parte de quienes tienen antecedentes de incumplimientos de la palabra dada, transformándola en “cambios de opinión” aunque fueran parte fundamental del ideario expuesto a los electores para obtener un apoyo.

Podría hacerse un memorándum de temas en los que se ha impuesto el Poder por encima de los principios y los valores indispensables en una sociedad libre y democrática, pilar fundamental del Estado de Derecho.

Así que desde la forma de alcanzar el Poder, sin duda legítima, pero alejada del planteamiento justificado hasta el talante de sus socios, ¿puedo preguntar?: ¿Quién es más antipatriota, el que pregunta o quien “cambia de opinión según amanezca el día”?