La polarización por la culata

30 de septiembre 2025 - 03:08

Nadie niega ya que el manual de resistencia de Pedro Sánchez para mantenerse en el poder pasa por la polarización. Va sembrándola por tierra, mar y aire, y hasta lanza al Rey a discursos que convierten la institución de la estabilidad por antonomasia en pasto de acerbos debates.

Sin embargo, todo parece indicar que esta vez el tiro le va a salir por la culata. Por supuesto, tiene medios y habilidad como para agitar las aguas de la opinión pública, pero no va a poder levantar la losa que ha caído sobre su gestión, en general, y sobre su persona, en particular. Supongo que ningún asesor de los muchísimos que tiene se atreverá a decírselo, y él quizá no lo vea ni mientras se mira en el espejo. Lo sepa y lo oculte, o no lo sepa, es igual: su capital electoral está agotado.

La polarización puede ser el último servicio –o quizá el único– que Sánchez preste –sin querer– a España. ¿Por qué? Su maquinaria puesta a toda marcha a crear tensión y a levantar debates, lo logra. Esto erosiona la estrategia del PP de Feijóo de dejar que la Moncloa caiga madura en sus manos sin menear el árbol. Y favorece –hay que reconocerlo– a Vox, que le va viendo venir al Gobierno todas sus apuestas ideológicas y provocativas. Cambiará, por tanto, la proporción de los votos en el bloque de la oposición, aunque no tanto la suma que lo eche.

Y que Vox entre con fuerza en esa combinación de dos tiene dos ventajas evidentes, de las que usted, amable lector, al menos me admitirá una. La primera, la que quizá usted no comparta, es que Vox tiene una respuesta alternativa a muchos problemas actuales. La del PP se parece a veces mucho a la del PSOE. Sin la polarización de Sánchez es posible que la herencia de Sánchez perviviese, como lo hizo la de Zapatero durante la mayoría absoluta de Rajoy.

La segunda ventaja es que un gobierno monocolor, en cuanto se instala, siente una resistencia (lógica) a autolimitarse. Le cuesta bastante bajar los impuestos que va a gestionar. O afianzar la división de poderes justo cuando va a poder beneficiarse más del mangoneo. En cambio, un Gobierno en coalición estimula que el socio, que tiene que marcar su terreno, exija al otro que cumpla los compromisos. La polarización de Sánchez apunta, con la cantonera de la culata –que es por donde va a salir el tiro–, a esa diana.

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