El 'periquismo' se la juega

LA última encuesta de opinión conocida sobre las preferencias del electorado en la ciudad de Huelva, publicada por este periódico el pasado mes de mayo, dejaba en el aire la posibilidad de que Pedro Rodríguez vuelva a revalidar la mayoría absoluta, situada en catorce concejales. Indudablemente, muchos han sido sus aciertos tras quince años como regidor, pero no puede decirse que los últimos tres hayan sido los más brillantes. Quitando la tardía inauguración del Mercado del Carmen, el presente mandato está siendo el más anodino de todo el periquismo. La aplaudida reforma de la Gran Vía y de las calles del entorno se llevó a cabo con fondos estatales, en tanto que el inicio de las obras del AVE, tras años de reivindicación, no puede ser reclamado tampoco como un triunfo personal del alcalde. Los vecinos de Isla Chica esperan desde hace décadas la transformación del espacio que antaño ocupó el Colombino y el proyecto del Ensanche viene arrastrándose desde el anterior mandato. Cierto es que el drástico recorte de ingresos procedentes del urbanismo ha condicionado y condiciona la política de inversiones del Consistorio, pero es en momentos como éste cuando los responsables políticos deben demostrar sus cualidades como gestores. En el caso del alcalde y parafraseando al Gatopardo, "cambiar las cosas para nada cambie".

La piedra filosofal con la que Rodríguez quiere remontar el vuelo de su gestión es la operación de venta de Aguas de Huelva, aunque el fracaso de la primera tentativa le obligará a rebajar el precio de venta de esta joya de la corona municipal, la única empresa del Ayuntamiento con beneficios. El desenlace lo veremos a partir de septiembre: si fructifica, el gobierno municipal podrá tomar aire hasta mayo de 2011; si fracasa, los acreedores y la precariedad de algunos servicios municipales -como el de la recogida de residuos sólidos urbanos, paralizado varios días el invierno pasado- le pondrán contra las cuerdas. Las nuevas estatuas y monumentos anunciados como exornos de la capital serán bonitos iconos para los álbumes de fotos de los turistas, pero la construcción de una ciudad requiere de otros impulsos.