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David Fernández
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Resumen del laboratorio extremeño: Sánchez quebrado, Feijóo hipotecado por Abascal y Díaz amortizada. El PP diseñó cuatro elecciones en cascada con dos planes: hundir por plazos a Sánchez y encumbrar en oleadas a Feijóo. La operación empezaba en Extremadura; se trataba de abrirle una brecha al Gobierno y provocar el despegue del Partido Popular. La primera parte ha funcionado; la segunda, no. El impulso lo tenía que iniciar una mayoría absoluta de Guardiola, que diera alas a Azcón en Aragón, propulsara a Mañueco en Castilla León y consagrara a Moreno en Andalucía. La cuenta no sale: la ola que se ha iniciado es la de Vox, que irá in crescendo.
El batacazo socialista hace a Sánchez más pato cojo. El PP es más alternativa, pero Feijóo tiene hipotecado el futuro. Sus candidaturas aragonesa y castellanoleonesa están sometidas a la negociación de Vox con Guardiola. Estarán condicionadas por lo que negocie, imponga o bloquee la extrema derecha. Vox venderá fortaleza propia y debilidad del PP. En el extremo izquierdo del tablero, la candidatura conjunta de Podemos e IU ha tenido un aseado resultado. Sumar es ya inexistente. Pero ese espacio no repetirá fórmula en las tres próximas elecciones. Ya hay tres candidaturas en Aragón y habrá otras tres en Andalucía.
Difícil extrapolar el resultado a Andalucía. Moreno es más candidato que Guardiola y tiene mayoría absoluta. Montero es mejor cabeza de cartel que el pobre de Gallardo. Y Vox ya aventajó al PP en cuatro provincias en las elecciones de noviembre de 2019. El PP tiene ventaja y se adapta a la ola: en su análisis poselectoral, su portavoz Ester Muñoz afirmó, rotunda, que “los ciudadanos quieren un gobierno de la derecha”. De golpe, después del domingo, se ha caído la mitad del letrero del centro-derecha.
Este auge de la extrema derecha es un fenómeno mundial, pero sus estereotipos son de corto recorrido. Jugar al desmontaje de la UE, con la teoría de “defender al mundo rural de los burócratas de Bruselas”, visto desde Andalucía es un disparate. En estos 40 años dentro de la Unión, el campo andaluz ha recibido más de 60.000 millones de euros de fondos comunitarios. Ojo, todas las olas tienen resaca.
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