El lanzador de cuchillos

Algunas notas sobre lo de ayer

“Entre españoles no hacen falta pinganillos”, le recordó Cayetana a una periodista de TV3

Acuca no la vota ni Vox. Las redes se petaron con este juego de palabras que parecía nacido de la fábrica de ocurrencias verbales de Federico. El PP se quedó solo, sí, pero es probable que se trate de una estrategia. Todo el pescado del jueves estaba vendido a primera hora y lo que tocaba era pensar en la (im)posible investidura de Feijóo. Para que se obre el milagro hacen falta los votos del PNV –que en ese momento dejaría de ser progresista, of course–. Todo el mundo sabe que Vox y el PP están dale que te pego, pero ellos piensan en cosas tristes –en Murcia, por ejemplo– para no acabar antes de tiempo. La experiencia les dice que el estado de buena esperanza es incompatible con la eyaculación precoz.

La inclusión de Tesh Sidi en un puesto de salida de las listas de Sumar por Madrid fue un bombazo. La activista saharaui, nacida hace 29 años en el campo de refugiados de Tinduf, ha criticado estos días las vacaciones marroquíes de Pedro Sánchez, con quien la coalición aritmética va a formar gobierno en cuanto lo autorice el prófugo de la justicia. Ayer la presidenta de la Mesa de Edad, la socialista Cristina Narbona, se olvidó de nombrarla. Conociendo a la cuadrilla de Pichi, ese chulo que castiga, quizá fuera una advertencia.

A Francina Armengol la corrieron –como dicen los mexicanos– de Baleares por inútil, sectaria y nacionalista. Es exactamente la perdedora que andaba buscando Sánchez para presidir el Congreso en la legislatura que puede llevar al Gobierno a un perdedor amigo de inútiles, sectarios y nacionalistas. Con la ex presidenta de las islas tendremos traductores en el parlamento –“entre españoles no hacen falta pinganillos”, le recordó Cayetana a una periodista de TV3–, lo que, sin duda, será celebrado como un extraordinario avance por los editorialistas del sanchismo. La igualdad, por lo visto, era eso: que Rufián, hijo de andaluces, hable catalán en la casa común de los españoles, y mi primo, granaíno que vive en Barcelona, no pueda educar a su hijo en castellano en la escuela pública catalana.

No sabemos –sólo es transparente cuando chatea en el móvil, como sabe su chantajeador– qué le ha prometido/firmado Sánchez a Puigdemont, pero tampoco tengo demasiadas dudas: Pedro, en contra de lo que ha calado en el imaginario popular, es un jeta, no un resistente. Le habrá dado lo que le haya pedido y punto. Y usted, facha impertinente, se enterará cuando se tenga que enterar. Que se va a enterar, vaya si se va a enterar.

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