Enhebrando

Manuel González Mairena

Entre normas y polvorones

Esta tarde tocará el reencuentro con adornos que creíamos olvidado o descubrir precios todavía en pesetas

Me pillan estas palabras entre festivos. En ese día extraño que se queda al relente de lo cotidiano. Felices aquellos que saborean los placeres de un puente; no es mi caso. Ayer celebramos que cumplía cuarenta y tres años nuestra Constitución, ese libro que pocos han leído, muchos mencionan y algunos cumplen. Y tampoco pasa nada. Quizás sea algo muy nuestro, eso de tener libros sin leer. La gente sabe quiénes son don Quijote y Sancho, o Ulises, o Sherlock Holmes, y no necesariamente han ido hasta las páginas que les dieron el primer aliento. Si el fundamento de un libro es bueno, acaba traspasando las fronteras del papel y del tiempo. Qué hermosas expresiones como hacer de celestino o celestina, perro lazarillo, o tener un amor platónico, porque guardan una esencia imperecedera. Me reconozco culpable de tener una torre de libros pendientes de ser leídos, a cuyos títulos se suma otra torre moral de deudas lectoras. En esto sí que hay una diferencia, en la manera de afrontar estas deudas. A algunos nos avergüenzan en cierta medida, otros hacen gala de no acercarse a una librería o biblioteca o sucedáneo: iletrados conscientes y orgullosos. Como todo, distintas vías de afrontar la realidad.

Por otro lado, mañana el calendario lo marca la Inmaculada Concepción, nacida sin mancha. En mi casa siempre se ha sido mucho de santoral y además este nombre está muy arraigado en la familia, así que sumaba fiesta sobre fiesta. Comilonas y visitas de tíos y primos. Pero, además, esta festividad suponía el pistoletazo de salida para colocar la decoración navideña, cosa que llevo a rajatabla, si no uno corre el riego de juntar los huesos de santo con los polvorones. Desde esta tarde tocará sorprendernos ante el encuentro con adornos que habíamos olvidado: ¿esto dónde lo poníamos? Desempolvar con cuidado las figuras del Belén de la abuela, repasando los precios aún marcados en pesetas. ¿Los Reyes Magos los dejamos fijos o los vamos acercando a el portal conforme nos aproximamos al día 5? Le diremos a Ok Google que nos ponga una banda sonora de villancicos. Y tocará discutir si más o menos guirnaldas y qué piezas colocar más arriba o abajo en el árbol. Otra discusión ya será ver cuándo recogemos todo esto. Mientras tanto, le daremos otro ambiente al hogar. Si uno lo piensa, es tan sencillo, y necesario, cambiar el ánimo de una estancia por unos días. En fin, celebrar lo cíclico: esa es la felicidad.

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