
La firma
Antonio Fernández Jurado
¿Un país roto?
tiempo de academia
En1929 Virginia Wolf escribió una novela titulada Una habitación con vistas. El título hace alusión a la respuesta que da la autora a la pregunta ¿Qué necesitan las mujeres para escribir buenas novelas? La respuesta fue independencia económica y personal, es decir, "una habitación con vistas". Cada 8 de marzo, celebramos el Día Internacional de la Mujer, declarado por la Organización de Naciones Unidas en 1975. El origen está en que ese día de 1857, un grupo de trabajadoras textiles decidió salir a las calles de Nueva York para protestar por sus míseras condiciones laborales. ¿Celebramos o conmemoramos? Celebrar, de acuerdo con la Real Academia de la Lengua, implica llevar a cabo actos públicos o conmemorar un acontecimiento. La misma fuente muestra que conmemorar es recordar un acontecimiento histórico mediante la celebración de un acto solemne, especialmente en la fecha en que se cumple algún aniversario. El 8M es un día de reivindicación por la situación de las mujeres. Los Objetivos del Milenio de la Organización de Naciones Unidas del año 2000, en su Objetivo 3 pretendía "Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer". Entre los otros Objetivos, también hay alguno dedicado a la mujer, como el Objetivo 5 "Mejorar la salud materna". Quince años después, vemos como en el mundo los problemas de la mujer no han mejorado, y en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de 2015 (ODS), con un horizonte para 2030, el Objetivo 5 lleva por título "Alcanzar la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas". Los otros Objetivos también contienen aspiraciones imprescindibles para la eliminación de cuestiones negativas que afectan a las mujeres. Sería deseable que se consigan estos fines antes de 2030 y no haya que esperar a 2045, planteando nuevos deseos por parte de la Organización de Naciones Unidas. Para ello, los políticos de todo el mundo deben tomárselo en serio a todos los niveles, de lo global a lo local sin actitudes tibias o contemplativas, impulsando con medidas concretas un cambio en el modelo social y económico que favorezca la igualdad y la equidad, por encima de intereses particulares de grupos económicos o financieros, cuya única aspiración es el crecimiento al precio que sea.
La presencia en la calle es imprescindible, por la visibilidad que implica, para cualquier reivindicación popular de derechos. El 8 de marzo de 2020 suscitó un amplio debate acerca de la conveniencia o no de dicha presencia masiva en las calles en el marco de la sindemia (pandemia) generada por la Covid-19. Pero no solo hubo manifestaciones, también partidos de fútbol con elevada asistencia, mítines y reuniones. Seis días después de dicha manifestación en las calles clamando por los derechos de las mujeres, se nos confinó por 100 días en nuestras casas con consecuencias económicas y sociales, cuyos resultados ya vivimos. Sobre el 8 de marzo de 2021 algunas personas pensaban que había que estar en la calle y otras que no era momento. Es muy claro que los problemas se visibilizan más si se manifiestan masivamente en las calles. ¿Cómo hacer dicha presencia en las calles con la prudencia debida a la sindemia? Si se prohíben las manifestaciones del 8 M habría que hacerlo también con cualquier otra similar, sea por lo que sea; incluidos encuentros masivos en espacios interiores. Si no se prohíben, es imprescindible que los organizadores velen por la seguridad para todos y que los asistentes sigan de forma escrupulosa las directrices de seguridad que se piden para impedir la transmisión del virus. No es sencillo y la decisión delicada. Compatibilizar la justa reivindicación en este día con la salud pública no es fácil.
La responsabilidad individual es necesaria, y también la colectiva e institucional. Muchas personas piensan que si no se baja a la calle no se avanzará. Es triste que pueda ser así en la situación que vivimos. El partido responsable del Ministerio de Asuntos Sociales y Agenda 2030, Unidas Podemos, ha realizado un resumen contundente: un 53% de las personas en paro son mujeres; el 52,3% de las personas en ERTE son mujeres; el 98% de las personas ocupadas en el sector de la limpieza o el empleo doméstico son mujeres; solo un 6,9% de los hombres trabaja a tiempo parcial, pero el 23,5% de las mujeres están en esta situación laboral; en 2018, 56.000 mujeres dejaron sus empleos para poder cuidar a sus hijos e hijas, mientras que solo 8.100 hombres lo hicieron; el 90,93% de las excedencias para cuidar a hijos e hijas las han pedido las mujeres; el 81,26% de las excedencias para cuidar a otro familiar, mayor o dependiente, también son mujeres. Un recuerdo especial aquí para todas esas madres que, solas, cuidan y educan a su hijos e hijas con esfuerzo y generosidad, a veces en las condiciones limitantes que ha generado esta infame crisis económica de la que no hemos salido y otra cruel crisis, económica y social, generada por la Covid-19.
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