Alto y claro
José Antonio Carrizosa
¿Merece la pena?
LA crisis se acabará cuando el nivel de vida esté en consonancia con la productividad". La frase es de Juan Roig, presidente de Mercadona, y no puede ser más acertada.
Nuestro nivel de productividad es de los más bajos de Europa y eso tiene su reflejo en el salario mínimo. Todo lo demás es crédito. Crédito de las familias, empresas y del Estado. Es decir, gastar lo que no tenemos para vivir por encima de lo que corresponde.
Seguramente Juan Roig, a quien no tengo el gusto de conocer, es un hombre de armas tomar, pero es innegable que tiene un modelo en la cabeza.
Basten dos simples ejemplos: sus empleados han de hacer exámenes para ascender. ¡Pues claro que sí! Como consultor profesional he tenido que manejar con sumo cuidado en la empresa incluso la palabra evaluación porque decir examen es pecado mortal.
Mercadona posee una plantilla de facultativos que se encarga de revisar las bajas por enfermedad. Plantilla que se ahorraría si este fuera un país serio en materia laboral. Son los médicos de las mutuas quienes han de tener la facultad de dar de baja y alta a un trabajador por enfermedad. Por el coladero de la Seguridad Social se explica gran parte del elevado índice de absentismo laboral en nuestro país, de los más altos de Europa.
Por ese mismo agujero se desagua parte de la competitividad y ello tiene un reflejo directo en el salario mínimo. De los más bajos de Europa, poco más de 600 euros al mes para la décima economía mundial.
¿Dónde están los desagües? Porque hay más ¿eh? Y no sólo están relacionados con la productividad. PIB al margen. Ustedes me entienden. Los empleados de Mercadona ganan más dinero que la media del sector. ¡Vaya!
Además, parece que el negocio tiene éxito. Dicen los que entienden de esto que allí hay cada vez menos marcas, que el producto es bueno y barato y encima ganan dinero.
Quizá la tara pueda estar en los interproveedores. A mí me da que se han debido arruinar muchos por haberse aliado con Mercadona, pero que las razones obedecen a deslealtad o a falta de entendimiento del modelo.
Simple olfato de consultor, no me hagan mucho caso. Hace falta gente capaz de adaptarse a la mejor frase empresarial en lo que llevamos de siglo. La pronuncio Kenneth Blanchard en una entrevista hace algunos años en La Vanguardia. "Las empresas que tendrán éxito en el siglo XXI serán aquellas que no tengan como objetivo en el corto plazo su cuenta de resultados". Me costó una semana entenderlo.
Sí, nos faltan más empresarios como Juan Roig, pero el micromundo del que surgió ha desaparecido para siempre, y no es seguro que el que tenemos sea generador de los empresarios que necesitamos. Pero esto es largo. ¡Quizá otro día!
También te puede interesar
Alto y claro
José Antonio Carrizosa
¿Merece la pena?
El salón de los espejos
Stella Benot
La Transición andaluza
La ciudad y los días
Carlos Colón
La camarera, el estanquero y la Navidad
Brindis al sol
Alberto González Troyano
Fernando Savater
Lo último