Mis Bis confesiones

Álvaro Machío

El miedo a perderse algo

¿Ya has tirado el móvil por la ventana? Yo estoy a punto. Aunque claro, sin 'smartphone' la insatisfacción puede ser igual

17 de junio 2021 - 01:32

He tenido una semana dura. El trabajo me tiene frito, así que al llegar el viernes noche decido quedarme en casa. Pijama, Uber Eats, y a ver la segunda temporada completa de Lupin. Vale, sí, la serie a veces es muy previsible. Pero entretiene. Y no me diréis que no tiene buena pinta el plan de viernes, ¿verdad? Todo bien hasta que entro en algún grupo de WhatsApp o en Instagram. En qué momento mi subconsciente me hizo acudir a las redes sociales a echar ese vistazo. Ahí están mis amigos, teniendo un viernes loco, de bares, de risas, viviendo momentos y construyendo anécdotas que contarán por siempre. Y yo no estoy allí. Joder, pero mírales. ¿De dónde ha salido ese tío al que salen abrazados y que solo tiene un diente? ¿Pero qué hago en casa?

Esto me ha pasado. Lo reconozco, sufro de FOMO, y desde hoy me comprometo a tratarlo. El FOMO es el miedo a perderse algo, el miedo a sentirse desconectado. Del inglés fear of missing out. En realidad no es algo nuevo. El FOMO siempre ha existido. Ese temor a la exclusión. Somos seres sociales y por lo tanto necesitamos sentirnos parte de un grupo. El miedo a desaprovechar la vida, a tomar decisiones equivocadas, o a dejar pasar oportunidades siempre ha estado ahí. Lo que pasa es que las redes sociales han intensificado estas sensaciones por su instantaneidad y por ser un gran escaparate social. Pongamos unos ejemplos rápidos:

-He ido al cruce a tomar el sol. Estando allí abro Instagram y veo a un conocido mío tomándose un mojito en una villa privada en Costa Rica.

-Estoy trabajando 30 horas al día para llegar apenas a fin de mes. En el descanso de 2,5 minutos para tomar un café que está hirviendo abro Twitter y veo a un chaval que apenas tiene 20 años, que sale fingiendo que habla por teléfono y diciendo que este año facturará un millón de euros trabajando solo 9 meses.

¿Ya has tirado el móvil por la ventana? Yo estoy a punto. Aunque claro, sin smartphone la insatisfacción se puede presentar igual. Porque es que la vida va de tomar decisiones y yo he sido muchas veces de esos que se pide una tapa de huevo relleno pero ve pasar la de carne con tomate y dice "pues me tenía que haber pedido eso mejor". Barry Schwartz en su obra La paradoja de elegir habla de aprender a estar cómodo con el concepto "suficientemente bueno". Que vale que hay miles de pantalones que te podrían quedar genial, pero si te has probado unos que están muy bien y son "suficientemente buenos", para qué seguir buscando.

Te voy a hacer unas preguntas rápidas:

-¿Consultas tus redes sociales nada más despertar por la mañana?

-Cuando estás de vacaciones, ¿necesitas mirar lo que hacen tus amigos?

-¿Sientes intranquilidad si no sabes lo que están haciendo?

-Cuando estás con amigos, ¿piensas en lo que vas a compartir y en qué red social lo harás?

Si la mayoría de respuestas son "sí", es que sufres FOMO y deberíamos empezar a aceptar lo 'suficientemente bueno'. Vivamos nuestra vida y no la de los demás. Y si nos perdemos algo, pues oye, tampoco pasa nada.

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