¡Manolito! Ayuda a tu madre

29 de agosto 2025 - 03:05

Desde que somos pequeños, el lenguaje nos va enseñando quién cuida y quién “ayuda”. Frases como “echar una mano en casa” cuando se refiere a los hombres, o la idea de “ser buena madre” como destino natural de las mujeres, van construyendo un mapa mental en el que el cuidado y las tareas domésticas aparecen como territorio femenino. Estamos ante una herencia cultural profundamente arraigada que moldea nuestras actitudes y expectativas. Aunque la mayoría de la población dice estar de acuerdo con el reparto de tareas en el hogar, la realidad muestra que la práctica está lejos de alcanzarlo.

Si sufres de la incompetencia de tu pareja y tu descendencia no hace nada en casa creyendo que eres su criada quiero que sepas que aún hay esperanza. Tienes que recordar que tienes el poder: la ropa limpia, la comida en la mesa y el orden del hogar existen gracias a tu esfuerzo. Incluso hasta internet lo pagas tú. Declárate en huelga, dedícate solo a lo tuyo, como si compartieras piso y nada más. Que cada cual se las arregle como pueda. Y si puedes desaparecer unos días, mejor todavía: tu salud lo agradecerá. Al fin y al cabo, muchos siguen creyendo que la ropa aparece planchada en el armario por arte de magia, que la comida se cocina sola y que los pajaritos de Cenicienta son los que limpian los baños.

Ese ansia que te oprime el pecho cuando ves la torpeza de otro ser humano barriendo la cocina, que le quitas la escoba lanzando insultos al aire… ¡No! Resiste, tú puedes. Cuesta delegar, estamos rodeados de parásitos, holgazanes e inútiles, pero todos necesitamos comer, dormir y vestirnos para salir a la calle; si de repente la criada se esfuma se buscarán una solución y en el mejor de los casos, se pondrán las pilas. Piensa en todo el trabajo invisible que haces que no está reconocido, no cotiza ni está remunerado, siendo imprescindible para la vida cotidiana: planificar, organizar y prever todo lo relacionado con el hogar y la familia, que no es poco.

Las mujeres en España suman una jornada semanal de más de 63 horas al combinar trabajo remunerado y no remunerado: a lo largo de un año, las mujeres trabajan unas 780 horas más que los hombres sin recibir ninguna compensación económica ni reconocimiento social.

La metáfora de “las escaleras rotas” refleja cómo muchas trayectorias profesionales se ven interrumpidas por la maternidad o el cuidado de familiares, lo que repercute en ascensos, salarios y estabilidad económica. No es nada justo, partimos con desventaja y nos han vendido bien la moto. Después dicen que el feminismo no es necesario.

¡Feliz viernes!

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