El mal padre

El gobierno de Aragón y Teruel Existe van a recurrir los criterios para elegir la sede de la Agencia Espacial Española

19 de octubre 2022 - 01:31

A veces pongo a mis hijos a prueba. Les hago faenas a propósito. Los someto a situaciones absolutamente injustas y decido aleatoriamente sobre cosas que les interesan. La cosa es que les hago todo tipo de jugarretas. Por ejemplo, a uno le doy una cosa y a la otra le digo que no, o les prometo algo y luego dejo que vayan pasando los días, haciéndome el sordo a sus reclamos, el olvidadizo o incluso inventando excusas que nadie en su sano juicio creería. Hay ocasiones (ayer sin ir más lejos) en las que les hago esperar sin ningún motivo. Les digo que no a algo… yo qué sé... una onza de chocolate, y al minuto les doy permiso. La idea es ponerles al límite. Apretarles las tuercas de su paciencia, de su ánimo, y sobre todo, de su sentido de la justicia. ¿Que un día castigo al hermano por alguna cosa? Pues al día siguiente se lo evito a la hermana aunque haya hecho lo mismo. ¿Que a uno le dejo la tablet después de comer? A la otra no. Un día es blanco y al otro negro… Entiendo que para ellos debe ser desconcertante, la verdad. Frustrante, la mayoría de las veces. Creerán que soy un rollo de padre. Un tipo injusto y arbitrario, de escasa palabra y poca lógica. En esas circunstancias, supongo, deben pensar de todo sobre mí. No sabe, aunque ya entenderán, que todo lo hago por su bien. Por supuesto que protestan y se enfurruñan. Alzan los puños, gritan y patalean y ondeando la bandera de la justicia, pero yo me hago el indolente. Puede que me odien, no se lo reprocho, pero os aseguro que no lo hago por maldad. Tan solo los preparo para lo que les ha tocado, y aunque ahora se quejen y se sientan agredidos, guardo la esperanza de que todo ese sufrimiento les sirva para algo y al final se acostumbren. Alguien me dirá que es mucho mejor educarles en la resiliencia. En saber sobreponerse, superar las adversidades y luchar contra la iniquidad. Pero es que ellos son de donde son, y por su bien les conviene, y mucho, familiarizarse cuanto antes con la injusticia y el agravio. Son hijos de Huelva. Y esa es una desgracia como otra cualquiera. A lo mejor creen que exagero, pero les pondré un ejemplo para que lo entiendan mejor. ¿Saben que el gobierno de Aragón (que es del PSOE) y el partido Teruel Existe (que es socio del PSOE) van a presentar sendos recursos contra los criterios para elegir la sede de la Agencia Espacial Española? Dicen que, con ellos en la mano, es imposible para Teruel concurrir en igualdad de condiciones con otras candidatas porque, palabras textuales, "se nos exige tener algo, como las infraestructuras, que nunca nos han querido dar". Seguro que el argumento les resulta familiar. Ya ven que no somos los únicos olvidados. Lo terrible, la desgracia de ser onubenses, es que aquí no podemos ni siquiera imaginar a nuestros dirigentes haciendo lo mismo que en Teruel. Esa es nuestra realidad, y yo solo preparo a mis hijos para aceptarlo. No soy mal padre por eso, ¿no?

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