24 de abril 2025 - 03:05

Lascia ch´io pianga/ mia cruda sorte/ e che sospiri la libertá!”… así se canta en esta preciosa aria de la ópera Almira, de Georg Friedrich Händel. Me la recordaba hace unos días un entrañable amigo y me parece oportuna la cita en momentos en que nuestras libertades no transcurren por sus mejores tiempos. “Deja que llore mi duro destino y que suspire ¡libertad!”. Más que suspirar yo diría gritar, reclamar. Exigir con voz estridente, la voz poderosa de un pueblo libre, ese fundamento esencial e imprescindible de la democracia. Porque hay una aguda incertidumbre por el riesgo que en los últimos tiempos corre nuestro régimen democrático y el propio Estado de Derecho –garantía de las libertades civiles– que lo sustenta y ello suscita –y no pretendo exagerar– una alarma por parte de quienes se sentían firmemente consolidados por la reciedumbre de la Transición, comprobando cada día cómo se resquebraja por un Gobierno con ambiciones autocráticas, que no sólo se apodera descaradamente de los organismos e instituciones del Estado sino que, según su presidente, pretende gobernar sin el control del Congreso de los Diputados que, además de anular el poder legislativo, supone un desprecio a la representación legítima del pueblo.

No faltan a diario maniobras perfectamente antidemocráticas que inquietan al ciudadano: la última amenaza por parte de Sánchez es una ofensiva para modificar la ley electoral que favorezca su apalancamiento en el poder. Su empeño pretende contar con el apoyo de unos medios de comunicación aduladores, que, mediante la subvención correspondiente, al estilo del nazi Goebbels, ensalcen la figura del jefe, anunciando una ayuda publicitaria de 9 millones con el pretexto de “reivindicar la democracia”, elevando el coste previsto para la publicidad del “Plan de Acción para la Democracia”, que no es más que intensificar la llamada “ley mordaza” contra los medios críticos. Lo cual resulta antidemocrático. Parece un grotesco sarcasmo cuando el Consejo de Europa advierte a España que incumple sus recomendaciones para evitar la corrupción de sus altos cargos. Las recomendaciones emitidas en 2019 y sus expertos del Grupo de Estados contra la corrupción se pronuncian contra la designación política de los magistrados, mostrando su gran preocupación “que debe tratarse de forma prioritaria”, refiriéndose a la designación del imputado Fiscal General del Estado.

En tanto el Gobierno, mientras coarta toda iniciativa de la oposición, pretende contagiarnos su paranoia sobre Vox, que sigue empeñado en su actitud equivocada y errática, para que miremos a otro lado mientras negocia, o mendiga la negociación, ahora con el limosnero gubernamental, el inefable Zapatero, con derechistas de raza como Junts y PNV, proetarras como Bildu y nacionalistas como Esquerra Republicana, además de otros compañeros de viaje. Todo para aceptar chantajes, concesiones y amenazas con tal de que Sánchez siga sentado en el trono de la Moncloa.

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