Puntadas con hilo

María José Guzmán

mjguzman@grupojoly.com

'kellys' y hoteles justos

Camareras de piso difunden una lista blanca para que el cliente elija establecimientos que no discriminan al colectivo

Hay listas negras, rojas y también blancas. La denuncia no sólo se puede ejercer señalando al lado negativo de las cosas, también al positivo. Y quizás ésta sea la mejor estrategia para luchar por una causa: alabar lo que está bien o a quien lo hace correctamente, pues eso pone en evidencia los abusos y a los incumplidores sin necesidad de apuntarles con el dedo, por exclusión. Por ello, la iniciativa de las kellys, el colectivo de trabajadoras de la limpieza de los hoteles que hace unos años alzó su voz para exigir mejores condiciones laborales, parece muy acertada. Se trata de crear una central de reservas, un portal para turistas que sólo ofertará habitaciones en hoteles que cumplan con los requisitos que las camareras de piso consideran necesarios para tener un sello de trabajo justo y de calidad. La idea ha conseguido en pocos días el dinero para ser financiada, un total de 60.000 euros en micromecenazgos.

La batalla de las kellys, constituidas en asociaciones, es luchar para que no se externalice el servicio de limpieza en estos establecimientos. Esto es, que las camareras de piso formen parte de la plantilla del hotel. Y esto es algo que distancia a muchos hoteles y a los sindicatos. La contratación de la limpieza en estos negocios, según las denunciantes, se lleva a cabo mediante empresas multiservicio, que no respetan el convenio de hostelería y dejan a las trabajadoras cobrando el salario mínimo y sin los derechos laborales en materia de días de descanso y cobertura sanitaria que tiene el convenio. Pero es legal porque esta externalización fue permitida con la reforma laboral de 2012. Y eso alimenta un embrollo difícil de solucionar.

A pesar de haber creado recelos entre los grandes sindicatos que se atribuyen la creación de una plataforma similiar, el proyecto de las kellys y su portal de hoteles que no discriminan es ya un acierto porque, de entrada, se ha ganado la simpatía de clientes solidarios que buscarán referencias antes de reservar. Por ejemplo, Kellys Unión Sevilla difundió en las redes sociales una lista blanca de hoteles que tienen en su plantilla a las camareras de pisos. Y en la capital hispalense son sólo medio centenar, un tercio aproximadamente de los que están abiertos, lo que da idea de cómo puede ser la "lista negligente".

Ahora bien, una cosa es que no se discrimine al colectivo de kellys y otra que se respeten siempre todos los derechos laborales. Ése es otro capítulo que convendría también resolver antes de la nueva era del turismo sostenible.

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