La juventud está envejeciendo

07 de noviembre 2025 - 03:07

La izquierda anda preocupada porque, según numerosas señales, la juventud se identifica cada vez más con posturas cercanas a la extrema derecha. Surge la pregunta de por qué quienes deberían ser portadores de sueños de transformación social, muestran una afinidad mayor por partidos conservadores, alejándose del pensamiento progresista. Personas que lucharon por la democracia y la libertad observan con preocupación que sus descendientes repiten consignas que incluso exculpan el franquismo y afirman que bajo la dictadura se vivía mejor. Como argumento, sostienen que , si como todos los analistas confirman, las generaciones futuras vivirán en peores condiciones que quienes nacieron el siglo pasado ¿por qué no regresar al régimen de aquel entonces, que ofreció a padres y abuelos un camino para prosperar y del que ellos carecen ? Ante ello , la izquierda , convencida como siempre de la superioridad moral e intelectual de sus ideas , minusvalora la creciente derechización radical entre los más jóvenes, y la atribuye a la mala educación y a los perversos algoritmos . Mientras , el llamado centro derecha se deja llevar plácidamente por la corriente del Río .

A lo largo de la historia, cada generación ha buscado tener voz propia y una identidad diferenciada . El deseo de distanciarse de sus predecesores es tan natural en la juventud como el acné. La sociedad que transitó de la dictadura a la democracia estuvo marcada por ideas liberales y socialdemócratas transformadoras, pero los resultados –sobre todo el difícil acceso a vivienda y empleo– han provocado que la juventud actual caiga en un movimiento pendular motivado por el cansancio ante la retórica y la ineficacia de lo woke. Así, el auge de la ultraderecha se deriva en gran parte del fracaso de los gobiernos tanto del PSOE como del PP por igual.

No es que los jóvenes hayan enloquecido , ni que sean estúpidos, sino que están frustrados y cabreados .A eso se suman escándalos de figuras públicas y conflictos institucionales, que diariamente deterioran la imagen de la democracia y aumentan la desafección. Nada de esto consuela ante la tendencia de una parte de la juventud hacia posturas autoritarias y retrógradas, que creíamos superadas, pero ayuda a comprender que, si la democracia no les ofrece a los jóvenes un mejor futuro, apostarán cada vez más por el pasado. Sabemos por tanto lo que hay que hacer, si no queremos que el futuro envejezca.

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