Los insoportables niños de papá

13 de septiembre 2023 - 06:00

Un niño gritando.
Un niño gritando. / M. G.

A mí Tiktok no me gusta porque solo me sale o gente bailando o Luis Miguel con un micro, que ya me dirán ustedes que interés puede tener nadie en escuchar a Luis Miguel. Me desconcierta y no termino de entender en qué se basa el algoritmo chino para deducir mi más mínimo interés por el baile y, sobre todo, por el ‘sol de México’. Es verdad que a veces acierta y me saca algo de gatitos (aunque ese es fácil porque a todo el mundo le gustan los gatitos) o incluso del Recre, pero, os lo juro, lo que más hay son vídeos del puñetero Luis Miguel y de la gente que baila.

La cosa es que entre tanto vídeo no he tenido la suerte de ver ninguno de una de esas madres desesperadas que son ahora tendencia. Influencers que lloran sobre sus hijos y lo malamente que lo pasan. La última, por lo visto, anda quejándose de las vacaciones. Ya saben: que son muchos días con ellos, que ya no los aguanta y que está tan mal que no soporta ni escuchar sus voces, dice. La afición, claro, aplaude rabiosa y pide orejas y rabo para la mujer por haber exteriorizado lo que tantas de ellas sienten, porque se ve que en Tiktok los hombres no cuidan a sus hijos. La verdad es que a la señora no le falta razón.

Si estar con cualquier persona de forma permanente durante unos días resulta agotador, imagínense un mes de vacaciones con unos niños que demandan continuamente tu atención, no por gusto, que también, sino porque, aunque haya quien no lo crea, dependen de ti. Vamos, que la saturación es de lo mínimo que se despacha en esas situaciones. Lo que pasa es que no deja de chirriarme un poco el aplauso tan unánime, desmesurado incluso, a una queja que, por común, estamos dando por buena sin caer en la cuenta de lo estúpida y cruel que resulta. Estúpida, porque al fin y al cabo la paternidad es una elección. Si no querías hijos, no haberlos tenido. “No haber venío”, como diría Torres. Cruel, porque, salvo que seas un mal tipo o estés viviendo circunstancias muy excepcionales, nadie en su sano juicio le diría a otra persona que no puede ni escucharla de lo harta que está de ella ¿Se imaginan qué pasaría si en vez de una mami guay es un marido gracioso el que se graba en Tiktok para decir que no aguanta a su mujer, que solo su voz le produce náuseas? ¿Creen que habría aplausos y risas unánimes? Por supuesto que no, pero con los niños es otra cosa.

Poco a poco, casi sin darnos cuenta, hemos terminado estableciendo una línea divisoria, sutil y peligrosa, entre los adultos y los niños, que se han convertido, como los mayores, en ciudadanos de segunda a los que se puede marginar, insultar o despreciar sin que nadie haga ni diga nada, o incluso peor: con su beneplácito. Poco a poco hemos ido creando una sociedad tan triste que no entiende ni soporta a los niños. Una sociedad tan cínica que pretende que se comporten como adultos cuando somos precisamente nosotros, los adultos, los que casi siempre actuamos como unos caprichosos, quejicas, chillones, irascibles, maleducados, irracionales, molestos e insoportables niños de papá. O de mamá.

stats