El 'incidente' Nebrera

LAS palabras de la diputada autonómica catalana Montserrat Nebrera, en tertulia radiofónica, en las que calificaba de "chiste" el acento andaluz de la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, a la que también llegó a llamar "cosa", han generado una polémica política que debía haberse agotado en pocas horas mediante una rectificación que no se produjo en los términos correctos. Las frases de Nebrera reflejan, objetivamente, una actitud vejatoria para los andaluces que se ha impuesto a la legítima crítica a la gestión de la titular de Fomento, que poco tiene que ver con su condición de andaluza ni con su modo de hablar. A falta de la rectificación y la disculpa, el Partido Popular debió salir de inmediato al paso de la actitud de Nebrera en vez de permitir que la polémica, azuzada desde algunas plataformas interesadas, adquiriese las dimensiones escandalosas que ha tenido en la vida política nacional. Finalmente, la decisión de Javier Arenas, presidente del PP andaluz y responsable territorial del PP nacional, de exigir responsabilidades a la parlamentaria catalana ha propiciado que en su organización se le abra un expediente que puede acabar en advertencia, pero también en suspensión de militancia o expulsión del partido. Resulta, en todo caso, significativa y deplorable la tendencia del Partido Popular a tirar piedras sobre su propio tejado, especialmente sobre su tejado andaluz. Cuando Andalucía padece una grave crisis económica, más profunda que en otras comunidades, y el Gobierno regional se enfrenta a una creciente deterioro después de tantos años de monopolio del poder, el indudable crecimiento del PP andaluz como alternativa viable a la hegemonía socialista se ve periódicamente frenado en sus expectativas por actitudes y declaraciones que, pese a ser minoritarias en el seno de la organización, contribuyen a alejarlo de los ciudadanos y a postergar sus legítimas ambiciones de dirigir la Comunidad Autónoma. Nebrera no merecía tanto tiempo ni energía. Ni el Partido Popular de Andalucía merece que desde dentro se le boicotee de esta manera tan estúpida.