
La firma
Antonio Fernández Jurado
¿Un país roto?
Solo cabe felicitar a quienes han trabajado con la mayor discreción para que se pudiera hacer realidad el viejo sueño de unir a las dos grandes devociones de Huelva bajo un mismo manto. Que la historia nunca más rompa esa umbilicalidad nacida en el Santuario de la Cinta entre las legiones de devotos rocieros y cinteros. Dicha muestra de confraternidad no debería ceñirse solo a este emotivo y entrañable acto. En el futuro debiera ser motivo de mayores celebraciones que fortalezcan esa concordia, motivo de orgullo para los onubenses.
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