NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Un milagro por Navidad: salvemos al país
Ya pasó el gran día y Huelva se vió vertebrada provincialmente gracias a la universalidad del sentimiento mariano popular. Esperemos que ello sirva, en estos tiempos difíciles, para seguir el ejemplo, por la vía de las múltiples advocaciones, de María Stma. prototipo de ejemplaridad amorosa maternal que oriente a la sociedad en una dirección más responsable, fraterna y solidaria.
Ante mi ausencia en este día, debo plantear mi agradecimiento, personal y familiar, por haber podido vivir mi propia “magna” la tarde del pasado Martes, cuando casual e improvisadamente, el H. Mayor de la Esperanza, nos invitó a entrar en la Iglesia de la Hdad. Minutos después y debidamente protegida, llegó la Virgen del Mayor Dolor, Patrona de Aracena. Ahí, comenzó el acto íntimo espontáneo, sin rigores protocolarios que compuso mi particular “magna” porque con el, “ya bendito”, cajón colocado delante del palio majestuoso de la Esperanza, el Rvdo. D. Longinos, nos regaló unas palabras que eran toda una lección sincera, rotunda, entregada, apasionada… de cómo hablar con la Virgen y lo acompañó con una peculiar Salve “arundense”. Aquello, removió conciencias, comenzaron a aflorar las lágrimas y en la piel, sentíamos el escalofrío de las grandes emociones.
El sacerdote, abrió de par en par las ventanas de su alma para compartir el aire puro y limpio de todo su amor a la Virgen. Era un caudal de sensaciones expuestas sin beaterías ni adornos dialécticos. Directo, recio, contundente… transmitiendo, de manera entregada, lo que seguro y en su avanzada edad habrá hecho muchos años y día a día ante Ella.
No veíamos a la Virgen, estaba en el cajón del viaje, pero él, nos la enseñó con su palabra y en solo unos minutos, estoy seguro, su ejemplar lección de culto mariano ha quedado grabada en los muros de la Iglesia de la Hdad. De San Francisco.
Esta ha sido “mi magna”. Situación histórica que nos trasladó a una ensoñación imposible de explicar por lo que teníamos alrededor y flotaba en el ambiente. La Virgen del Mayor Dolor, protagonista presencial de la Expiración de su Hijo –Stabat Mater– y en su palio, quien ante el mayor sufrimiento de los posibles, se nos hace presente para señalarnos un único camino ante la adversidad, se llama: Esperanza.
Muchas gracias de corazón por permitirnos vivir un momento, ya histórico y mil gracias, Rvdo. D. Longinos.
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