Fuego en La Moncloa

Las dos orillas

Seguimos con los Festivales de España. El jueves se representó el esperpento Fuego en La Moncloa. Locos de contentos estaban en La Moncloa, festejando los siete puntos de ventaja que le concedía la encuesta del CIS al PSOE de Pedro Sánchez (no reírse todavía), cuando alguien dio la voz de alarma: “¡En la cocina huele a chamusquina!”. “Será por el pucherazo”, pensó un asesor. Alguien le contó que una manita inocente, al menor descuido, metía papeletas del jefe en una urna. ¿Y fue entonces cuando se quemaron las manos de algunos? ¿De los inocentes que dijeron “yo pongo la mano en el fuego por Santos Cerdán”? Ay, María Jesús, ¿para qué pones la mano? ¿Tú sabes lo que hacen con las manitas, cuando nadie los ve?

“Se ha ido a hacer puñetas el último cortafuegos”, dijo alguien, entre el humo. Escuchaban audios, como en una psicofonía, con voces conocidas. Hablaban de comisiones. Pero no de comisiones obreras, sino de lo que iban a trincar en Sevilla, Murcia, Logroño y algo en Barcelona. Repartido, como el Gordo del Niño. Al final resultará que Aldama, ese al que calificaron de mentiroso, puso el dedo en la llaga, mientras otros y otras ponían la mano... En el fuego.

“¡Vaya mierda de cortafuegos que me he buscado!”, pensó él. Recordaba que los dos secretarios de Organización de su vida, José Luis Ábalos y Santos Cerdán, ascendidos tras el viaje en el coche fantasma, vamos a ver dónde acaban. “Eres un monstruo haciendo la selección de personal”, pensó uno de recursos humanos, que pasaba por allí, pero no se lo dijo. Pues lo vio con carita de pena, lo han engañado y es el último en enterarse, aunque todos lo sabían. Y, después de engañado, apaleado, le han dado hasta sus coleguillas; y pide perdón y clemencia, perdón e indulgencia, perdón y piedad, no estéis eternamente enojados, pues me voy a quedar dos años más, y yo no tengo nada que ver con esos hermanos míos, que se gastaron el dinero con malas mujeres.

Mientras esto (y muchas cosas más) sucedía en La Moncloa, ¿dónde está el pueblo progresista? ¿Dónde están los de Sumar y restar? ¿Dónde esos podemitas buenos? ¿Dónde Puigdemont, que negoció con él? Mientras se habla de mordidas, la gente paga estos días el impuesto del IRPF y el IBI municipal. Y los autónomos guardan el dinero del IVA en una hucha. Estamos igual que antes: el caudillo y sus amigos se pasan de listos, y creen que los demás son tontos.

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