Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Qué bostezo
Se nos va una semana más de julio, semana de la 99 edición de la Copa del Rey de Tenis. Confieso mi total admiración y me declaro fan incondicional del tenista italiano Fabio Fognini. Telita la guasa con el nombre. Prometo que más pronto que tarde se hará oficial la creación del Club de Fans de Fognini, que por momentos, y hasta no ver cómo le pegaba a la bola, me creaba serias dudas de si era él, era Neymar o el mismísimo Omar Montes, que ya estaría por aquí haciendo su adaptación para Colombinas visitando pubs de la zona, o quizá, tal vez, museos y bibliotecas.
Semana ésta de encierros de San Fermín, allá por Pamplona, y de repente sueño e imagino que nos inventamos otra fiesta. Y me ilusiono con el cómo sería un encierro por nuestra Huelva actual.
Con la mayoría de las calles ya sin el añejo adoquín, y cerca de la estación de tren, para todo aquel que nos visite lo tenga a mano, los morlacos encerraos en unos corrales provisionales en los terrenos de la futura Ciudad de la Justicia, recorriendo las calles Palos, La Fuente, San Pedro…
Pero el golpe de realidad me lo llevo precisamente el miércoles, coincidiendo con la onomástica de San Cristóbal, patrón de los conductores. Y para celebrarlo como Dios manda: colisión múltiple con afortunadamente tan solo daños materiales tras afectar a cuatro vehículos en el puente.
El domingo, coincidiendo con el cambio de quincena, esa gente que nos haya elegido como su destino turístico y visite nuestra Costa de la Luz, o los propios que regresen a su Huelva de vuelta de sus vacaciones, terminaremos de celebrar dicha onomástica rindiéndole de nuevo honores a San Cristóbal. Haremos gala de nuestra infinita paciencia al volante debido a las prehistóricas infraestructuras que sufrimos hace años, y encomendándonos al santo, celebraremos así de nuevo el transitar por una autovía reconvertida, día sí, día también, en aquella carretera nacional que nacía a la altura de la Venta Álvarez.
Yo me resigno e invito a todos a ilusionarse con la gestión de mi querida Pili, la cual me consta anda multiplicando los panes y los peces. Vista la oscuridad prolongada en el puente, y la escasa iluminación de la futura y modernizada Plaza de la Merced, quiero pensar que anda guardándose una carta y esta oscuridad será a buen seguro a cambio de algo. Quizás para Fitur 2025, la actual Costa de la Luz bien podría pasar a llamarse Costa Oscuri, que no Costa Esuri.
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