Un final de playoff de aumentar el sueño del ascenso. El Recreativo se postuló como uno de los equipos a tener en cuenta y se sostiene firme con 13 partidos sin perder (tres meses y medio) tras sucumbir en Huelva ante el inaccesible Antequera. Pero, quiere proyectar la imagen de un equipo fiel a su estilo que expresa en su propuesta y ejecución un sistema que le cuesta dar un paso adelante agrupado sin mirar de reojo como quedan cerrados los espacios que deja atrás. Y se encontrará delante el espejo de un C.P Cacereño que fomenta sus mismas intenciones, que pregona que es el partido más esperado y deseado. Sin duda será un playoff de alto voltaje defensivo y guardar un gol si cae hacia un lado es casi garantía de éxito.
La demostración palpable es que ambos han pasado la primera eliminatoria con idénticos resultados globales (1-0) resueltos en los últimos instantes de la agonía. ¿Quién será el equipo que asuma más riesgos si el equilibrio del sistema defensivo no ofrece resquicios? Lo que no se contempla en este escenario teórico es que el refugio de los respectivos planes salte por los aires en la práctica cuando se controla las parcelas midiendo el tiempo y sin forzar acciones no previstas tan rápidas en el guion.
Una prueba clave para la solvencia y rentabilidad del Decano para resolver esta hipotética incógnita entre bloques conservadores. El equipo espera con fe y mucha ilusión esta oportunidad de ascender a la extinguida Segunda B. No quería rival con césped artificial y se congratula de la elección extremeña. La afición recreativista respira euforia desbordada, pese a la desconfianza del juego del equipo, y tendrá su protagonismo en las gradas supletorias en el fondo norte del Príncipe Felipe. La historia no gana partidos, la afición sí ayuda para hacer historia. El terreno de juego narra los acontecimientos dignos de la memoria. Ningún equipo la necesita más que el Decano.
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