Juanma G. Anes
Tú, yo, Caín y Abel
Los afanes
La magia no suele ser evidente. Lo evidente es verdadero, siempre se acerca a la educación y a la cultura. Lo evidente es bondad y es belleza. Buscamos evidencias y acabamos recibiendo maldad. Hemos pasado muchos meses anunciando algo evidente, que la maldad gobierna y la maldad destruye la educación, la belleza, la bondad. Los gobernantes se han empeñado en destruir la educación y la cultura, la bondad y la belleza.
Cerca de la maldad, de su mano, los políticos nos arrastran a otra crisis que no será la última, ellos sí disponen del estado de bienestar. Aquello que tanto predican lo utilizan en sus discursos, pero no lo ejercitan. Los populismos que inundan el panorama mundial son el fruto del alejamiento de la educación y la cultura, de la bondad y la belleza. Los populismos buscan y defienden lo contemporáneo, todo aquello que se aleje del arte.
Vamos hacia el desastre o hacia la salvación. Caminamos sin esperanza y gobernados por la maldad. El mundo agoniza, el planeta agoniza, la educación agoniza, la cultura agoniza, la bondad y la belleza han desaparecido. El ser humano ha sucumbido en las garras de la evidencia. Lo evidente es el paso previo a la desaparición. A lo largo de la historia del ser humano hemos vivido muchos momentos evidentes. Y hemos logrado superarlos todos, la maldad ha dado paso siempre a la bondad y la belleza. Lo contemporáneo es efímero, y lo efímero acaba siendo maldad. Los ciudadanos deberíamos crear unos impuestos para los gobernantes. Ser político debería implicar aceptar y asumir los impuestos que los ciudadanos imponen. Y estos impuestos deben ser reales. El impuesto de la obligación de defender la educación y la cultura.
El impuesto de la necesidad de ser bondadoso. El impuesto de la belleza obligada.
Malditos gobernantes, dirigen un mundo que no han creado y que no les pertenece. Malditos gobernantes que nos llevan por las sendas de la austeridad. Malditos gobernantes a los que los ciudadanos importamos bien poco. Y esto usted lo debe comprobar día a día. Y si no lo hace ha caído en las garras de la maldad, de aquellos que solo son pero que no serán nunca. La evidencia es el contraste, aquello que los delata, aquello que los organiza, aquellos que usted ya está dejando de entender porque hace tiempo eliminaron de sus actos y de su mente los términos educación y cultura.
La austeridad que se impone a unos es por causa de la codicia de otros. La evidencia: el arte de lo maligno. Agoniza el pulmón del planeta y estamos más pendientes del fichaje de Neymar. Otra evidencia.
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