SER un acérrimo defensor del azar y su necesidad no me impide tener un buen puñado de amigos que están en las antípodas de mi pensamiento, y creen a ciencia cierta que todo lo que sucede ocurre por alguna razón, aunque sea o parezca secreta: desde el itinerario de una pelota de golf para perderse en el hoyo más insospechado, hasta las coincidencias más caprichosas que me pueda desvelar el calendario al cabo de los años.

Según consta en la fecha del registro automático de todos los archivos que guardo en el desván de mi teléfono, el que aparece titulado Estaba escrito lo cerré por última vez el 24 de marzo de 2019, cuando aún estábamos a un año vista del confinamiento, y contiene la versión definitiva de la letra de la canción Estaba escrito, que se ha difundido a los cuatro vientos hace justo una semana como nuevo single del álbum de Luz Las ventanas de mi alma, y que se pondrá a la venta el próximo 24 de marzo, según anunció ella en redes sociales días atrás.

Probablemente ni siquiera la propia Luz es consciente de esta coincidencia, de que se cumplirán exactamente 4 años desde entonces hasta el día en que sus fans puedan hacer suyo de forma física –el objeto se impondrá de nuevo al cabo de los años, según mi instinto– o virtual este ramillete de nuevas canciones que creo va a estar bien ajustado a ese eslogan publicitario del nuevo álbum –“El más personal y autobiográfico” de su carrera– que se ha hecho esperar tanto tiempo por culpa de una pandemia que ella supo aprovechar en su favor con aquellas emotivas llamadas por sorpresa que hizo a muchos de sus admiradores, con la intermediación de algún familiar, mientras seguía trabajando en nuevas canciones.

Durante aquellos días Luz estaba confinada en su Málaga de adopción y yo totalmente desconcertado en mi Gibraleón natal, en donde había decidido permanecer recluido por mi propia voluntad para fotografiar y catalogar todas las obras que ahora están alojadas en www.fundacionolontia.com, y también las publicaciones que he venido atesorando a lo largo de cuatro décadas, cuando ella desafió a aquella realidad imprevista para que siguiéramos escribiendo versos de otra canción que también formará parte de estas nuevas ventanas de su alma y que se titula Quizás.

Pablo Sycet y Luz Casal. Pablo Sycet y Luz Casal.

Pablo Sycet y Luz Casal.

Éste título y el de Estaba escrito, que tiene detrás una historia que se sumerge en recuerdos compartidos de otro tiempo, parecen enlazarse naturalmente en uno sólo, Quizás estaba escrito, que abre un abanico de posibilidades a los juegos del amor y del azar, puesto que probablemente no hay un territorio más fértil para rastrear la presencia del azar y su necesidad en nuestras vidas que el de las relaciones sentimentales. Y más aún si terminan siendo soporte argumental de canciones de amor, o de desamor, como la que ha servido de pretexto y argumento para esta columna, porque ya estaba escrito en el viento.

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