Apunta hoy el día a una fiesta en Huelva. El Recre puede asegurar esta tarde su ascenso, la salida por la vía rápida de una categoría en la que nunca debió estar. Pero más que eso, y aun cuando hubiera que esperar una semana más para el alirón, la fiesta está asegurada este domingo, desde que el calendario de competición emparejó al Decano con el Cartaya, en derbi provincial.

El Nuevo Colombino, como gran casa del fútbol, es punto de encuentro y hermanamiento entre clubes y aficiones, también entre la capital y la provincia. Y no habrá mejor ocasión -por ahora- que ésta, en competición oficial, para celebrar la necesaria relación que debe tener el primer club de Huelva con sus hermanos de comarcas.

En el Recreativo lo han visto claro para lanzar una campaña con la que pretende fomentar ese reencuentro necesario. El club mira a los pueblos en busca de afición, patrocinios y otros apoyos, y se ofrece a prestar su ayuda con su potencial, que tanto puede hacer también por los más modestos.

Ahora mismo, más de un tercio de los abonados acuden al estadio desde distintos puntos de la provincia. Hay quien hace frente al mal tiempo en la carretera o se hace muchos kilómetros desde puntos recónditos serranos para estar con su equipo, el Recreativo, que debe ser el equipo de todos.

Cuando era pequeño, en mi pueblo, defendía siempre que mi equipo era el Recre. En el colegio trataban de desafiarme los amigos preguntándome si quería también que le ganara al Tharsis. Y, claro, las raíces tiran, y ese equipazo que tenía al gran Pepe Vélez en la portería, ídolo de tantos en la época, era el único al que permitía (permito aún) que derrotara al Recreativo. (Como también los goles recreativistas son los únicos contrarios al Madrid que celebro).

Todos tenemos un equipo que nos marca. Más de uno en estos casos. Con preferencias, sí. Pero en esta provincia sólo uno nos debe unir, el Recre, que no es solo patrimonio de la capital sino de toda la provincia. La minera, por ser clave para su decanato, y el resto, por contribuir en algún momento a su grandeza, aun un aliento puntual en la grada.

¿Nadie recuerda ya aquel recibimiento en el límite provincial de la antigua carretera de Sevilla, cuando el equipo regresaba de Castellón con su primer ascenso a Primera División? Ese viaje eterno por todo el Condado, con paradas en cada pueblo, recibido y jaleado por una multitud que retrasó la celebración en la capital. Era 1978 y toda la provincia sentía suyo aquel equipo. Y ese es el espíritu que nos debe unir. Por el Recre y por toda la provincia. Por su ascenso y por la salvación del Cartaya.