Hay un libro referente de la llamada 'literatura espiritual' que lleva por nombre 'El arte de aprovechar nuestras faltas'. Podría buscar en San Google y dármela de erudito (y ser un rato pedante también) para presumir de que domino tal escrito mejor que Zidane dominaba una pelota, pero qué va: simplemente el título me sirve como desahogo para este martes. Y ya.

Esas 'faltas', los continuos batacazos, nos han colocado el reto: no poder fallar ante todo lo que viene. Es la enésima vida en el filo del Decano y de los suyos. Entre la frialdad de la grada, con el ascenso directo casi imposible y ante el claro actual desapego de no pocos abonados (ojo con esto), a este ignorante le parece más que necesario un golpe de timón. Sí, una voz muy alta ahí dentro; una muestra de amor propio, notar sangre albiazul hirviendo por las venas para recuperar también de puertas para afuera -en la plantilla la tengo que dar por hecho- la sensibilidad de mucho fiel personal que sigue hoy decepcionado pese a que el objetivo aún es posible.

Aquí hemos plasmado sin descanso la exigencia de subir este año y hay mil lógicas dudas que enfrían el ambiente; por eso echo de menos que salte una chispa, esa chispa, LA CHISPA que lo incendie todo; alguien que llame a las armas, que una lo que falta en estos momentos de cierta apatía. Los errores de bulto del pasado son nuestro castigo y no hay vuelta atrás, pero de empresas más difíciles hemos salido y lo saben. Se busca líder de carne y hueso que invoque y provoque. Vale cualquiera que sea bueno salga de donde salga, del césped o de fuera de él, pero que consiga que, en casa y fuera, se vuelva a respirar poco a poco el ambiente de Primera que, por fortuna, hemos visto hasta en la quinta categoría en ocasiones. Jamás el primero de España ha logrado dos ascensos en dos años y en tres míseros meses nos seguiremos jugamos la historia, recuperar el camino y mucho tiempo perdido. En Cádiz por los que no estarán y ante el Antequera en doce días ojalá se recuperen sensaciones para fraguar ese ascenso que todos necesitamos, queremos y hasta merecemos. Y perdón por la soflama pero es que la frialdad, y no la categoría o la clasificación, fue lo peor en muchas épocas. Mejor no repetirlas.

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