Después de Sánchez, ‘naide’

02 de agosto 2025 - 03:07

Debo reconocer que cada anuncio de comparecencia del Presidente no me supone ninguna expectativa de novedad porque es tan repetitiva su pose y tan corto su esquema analítico de las situaciones por las que comparece, que ya suponemos los contenidos y los titulares sobre la misma. A tal punto llega la presunción de sus contenidos, donde todos los que él considera sus adversarios, son malísimos y hay que frenarlos, para de inmediato, presentarse como víctima de todos y atacado con bulos, falsedades… y falta de comprensión sobre las virtudes que él atesora, mientras huye de argumentaciones certeras y demostrables para apoyarse en datos, comparaciones y ejemplos pueriles y fácilmente desmontables con un mínimo repaso a la hemeroteca. Lo cual, pone en evidencia, su más que limitada capacidad de gestión, su vacuidad como gobernante más preocupado por la puesta en escena que por la eficacia de sus decisiones, casi siempre etéreas, ayunas de los recursos necesarios para poder ejecutarlos pero aderezadas con la inculpación de sus propios incumplimientos a los colectivos que, le resultan ayunos pero que sean popularmente reconocibles, sin aludir ni de cerca a la posibilidad de soluciones reales sobre los verdaderos problemas que nos rodean y que afectan a nuestra calidad de vida aunque él, se instale en la autocomplacencia de quien es ajeno al deterioro -roza lo patético- de sectores importantes de la población: vivienda; comunicaciones; inflación; renta verdadera, agregada; desempleo… todo ello en relación a países de nuestro entorno

En definitiva, una exaltación del “yo” que trasciende sobre los valores de lo que, mediáticamente, titula como “prosperidad democrática”, sin evaluar que cuando la democracia pierde sus valores se convierte en totalitarismo.

Me recuerda mucho el personaje al histórico califa del toreo cordobés, el “Guerra” que en su retirada, hastiado de las exigencias populares, a pesar de su enorme trayectoria y ejemplaridad benéfica, no hablaba de prolongar su carrera sino de su posible sucesor y afirmaba, en una pose de “sanchismo” puro “después del Guerra “naide” y después de “naide” Fuentes”. En nuestro caso sería Puigdemont que al final es quien lo sostiene y no sus propias virtudes.

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