Hace menos de un mes, en esta misma página, me refería al lenguaje de género y a las recomendaciones de la Real Academia de la Lengua Española en su flamante Libro de estilo de la Lengua Española según la norma panhispánica. Es la Academia también quien caracteriza al feminismo por su defensa de la igualdad de hombres y mujeres. Con esta definición ¿quién podría excluirse de este credo que no es sino un aspecto de los Derechos Universales del Hombre (y de la Mujer, claro), promulgados por la ONU? Otra cosa es que, en un buen número de las naciones que la integran, esos derechos sean -al igual que otros también respetables- sistemáticamente conculcados.

Aunque aún nos pesa el lastre histórico de milenios de patriarcado y de machismo, no cabe duda de que en los últimos decenios, en nuestro país y los del mundo democrático y desarrollado, los avances en esta cuestión han sido espectaculares. La gente de mi edad recordará seguramente vivencias de su infancia en los años 50 y confío en que la inmensa mayoría se congratularán del drástico cambio de escenarios y ambientes.

Ante el inminente relevo en el Gobierno andaluz, se han levantado numerosas voces contra la que consideran inevitable deriva hacia la pérdida de derechos de las mujeres; hoy mismo podrán escucharse en una magna manifestación convocada en Sevilla. Aquí parecen darse por ciertos dos hechos: que la voz de Vox, a los que creo se ha etiquetado como antifeministas antes de tiempo, va a ser la solista de un gobierno en el que ni siquiera va a participar formalmente; y que va a haber una drástica involución en el camino hacia la igualdad de derechos entre los seres de ambos sexos. Mi opinión personal acabo de resumirla en un foro de Facebook, en el que un mensaje ponderado de mi amigo José Juan, ha ido seguido de una serie de contestaciones, algunas de un mal gusto evidente. Mi intervención fue más o menos así: "Me gustaría que, sin renunciar a las convicciones, los debates fueran respetuosos con el adversario. En Andalucía se ha producido algo tan normal e imprescindible en la democracia como es la alternancia. Hay que dar un margen de confianza al nuevo gobierno y pensar que la oposición ejercerá su papel de forma responsable. Estoy convencido de que unos y otros desean lo mejor para todos los andaluces". Dicho esto, si hubiera que alinearse, búsquenme en las filas del feminismo coherente y dialogante.

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