SIEMPRE se dice que no se debe hablar acerca de los acontecimientos "malos" que tienen lugar en nuestras hermandades, porque el hacerlo es dañino y nos da mala publicidad, pero a sensu contrario, ¿lo que nos perjudica no es que esos hechos sigan teniendo lugar? Lo ideal sería no tener nada "malo" que comentar, porque nada "malo" ha sucedido.

En esta última semana se ha comentado y, mucho, el comunicado del hermano mayor de una de nuestras hermandades, en el que decía que una vez finalizara la estación de penitencia de su hermandad, procedería a preparar y convocar elecciones en la misma... Probablemente todos sabemos a quién me estoy refiriendo. La dignidad y calidad humana de este hermano mayor se ha puesto, aún más si cabe, de relieve. Su buen hacer, probablemente, se echará de menos en un futuro no tan lejano. Pero el principal motivo por el que cito lo sucedido es porque este cofrade se ha andado sin tapujos y ha expresado lo que sentía y lo que ha sufrido, mencionando los desprecios y desaires sufridos por él y su familia.

Me quiero referir ahora a otro episodio desagradable que ha tenido lugar en esta última pasada semana. Un cofrade de Huelva ha sido agredido físicamente durante una presentación de enseres de una de nuestras hermandades. ¿El motivo? Pues parece ser que no fue otro que discrepancias de este hermano manifestando su opinión a través de la red social Facebook. En esa misma mañana, en la que tuvo lugar la agresión, este cofrade comentó, a través de la citada red social, respecto a la estética del montaje de la referida exposición, que era de mal gusto. Y cuando posteriormente acude físicamente a la citada muestra, sufre la expresada agresión.

Habrá incluso, quien hasta justifique el hecho, si conoce de la persona de que se trata, diciendo que el agredido puede ser un personaje conflictivo, que siempre está haciendo manifestaciones negativas o críticas de todo... Pero sin entrar en valoraciones sobre las opiniones de este cofrade, que no es el tema, ya que además, cada cual debe ser libre de manifestar su pensamiento sin interferir en la dignidad de otro u otros y sin sufrir, por ello, cualquier tipo de represalia, hemos de decir que no puede existir justificación alguna para que se sigan cometiendo este tipo de hechos.

Ni el primero de los citados hechos, entiéndase la parte referida a los desprecios sufridos, ni el segundo de los mismos, puede tener cualquier tipo de exculpación. Y lo peor es, que estos han salido a la luz por una u otra causa, pero atropellos en hermandades, si no de tanta magnitud, de menos, siguen existiendo.

¿A estos extremos se llegan en una hermandad? ¿A esa falta de respeto y de humanidad? Señores, ¿de verdad que no comprendemos el significado de pertenecer a una hermandad? ¿No hemos entendido los valores que se deben de respetar y enaltecer? A una hermandad se acude o se debe acudir desinteresadamente, por devoción y con ánimo de entrega y servicio. El pertenecer a una u otra hermandad o a alguna de sus instituciones rectoras no nos concede ningún status. Este debemos buscarlo en nuestra vida cotidiana, en nuestro trabajo, nuestra familia, nuestro círculo, pero no en una hermandad, y menos cometiendo dentro de ella actos deleznables, tratando de conseguir algo... no sé qué...

Por más que se me tache de pesada o cansina, no me cansaré de repetirlo: las hermandades son asociaciones de fieles católicos cristianos, que propugnan la palabra de nuestro Dios Padre y los abusos del tipo que sean, no forman parte de su doctrina.

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