La esquina
José Aguilar
Yolanda no se va, se queda
RECUERDO a mi padre cuando emitiendo su opinión sobre determinadas cuestiones, propuestas o discursos, decía, eso es "el cuento del alfajor". Y es que popularmente, ese refranillo es una forma de no aceptación de lo expuesto o propuesto y una manera piadosa de decir, no solo no me lo creo sino que estás planteando todo un engañabobos.
Pues bien. Ya es hora de que dejen de contarnos o hacernos tragar continuamente, en la vida pública y, muy especialmente, en la política con un cueto del alfajor casi continuo. Y expongo algunos ejemplos y situaciones que van desde la falta de rigor argumental y veracidad de las opiniones del intelectualísimo Valdano, nada más y nada menos, en el Instituto Cervantes -sin comentarios añadidos- a la falta de la bandera de Andalucía en el acto de apertura del 125º aniversario del Recreativo. De las cuestiones de ¿mecenazgo? como intermediario de arte del hijo de Aznar a la millonaria beca del hijo de Almunia -luego retirada pero ¿por qué concedida?- para su estancia, curiosamente, en Harvard. Todo un ejemplo de defensa de la enseñanza pública. Como vemos, mucho cuento del alfajor. Pero seguimos. Cada vez, nuestros presidentes, se van aficionando más a la poesía ripiosa, lo que vista la experiencia se convierte en un dato de alarma social que se une a los afanes de citas evangélicas en los debates parlamentarios -incluidos los proponentes de la ruptura de los Acuerdos con el Vaticano- o comprobar como se plantean entrevistas televisivas insustanciales donde la preocupación es la pose, la gesticulación facial de la entrevistadora pretendiendo con interrupciones inoportunas, ¿simular una improvisación de calado agresivo? Como vemos, y es mi opinión, seguimos con el cuento del alfajor.
Como colofón, e independientemente del cuento, la designación del candidato andaluz del PP, aunque éste se parece más al de "la buena pipa", me referiré a la economía, sin ser, obviamente, un experto. El alfajor, comienza con la mejora de la macroeconomía, la prima de riesgo, la ejemplaridad ante los socios, las expectativas de crecimiento pero ¿y el paro?, ¿no es protagonista del cuento? ¿Cómo lo arreglamos? ¿Sin disminuir el déficit y el gasto público, sin créditos ni generación de opciones empresariales, sin mejora del consumo, aumentando las cuotas de la Seguridad Social y cotizando por pagos en especies?, no se creará empleo por mucho cuento del alfajor que se empeñen en contarnos.
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