tiempo de academia

fernando barranco molina

Académico de Número de la Academia Iberoamericana de La Rábida. Profesor de la Universidad de Huelva

El coronel Ignotus

Hoy traigo a este espacio, un personaje prácticamente desconocido en la actualidad pero que hace un siglo vendió muchísimos libros de ciencia ficción y que fue muy admirado en su época, por tanto muy conocido y popular.

El Coronel Ignotus era el seudónimo utilizado por José de Elola y Gutiérrez, militar, coronel del Cuerpo de Estado Mayor, inventor, topógrafo, profesor y escritor de libros, técnicos y también de ciencia ficción. Nació en Alcalá de Henares en el año 1859, donde una plaza lleva su nombre.

Es considerado el Julio Verne español, desde hace casi treinta años se conceden los Premios Ignotus a las mejores obras de literatura fantástica.

Un gran amigo, José Miguel Bel, me obsequió un magnífico regalo, dos libros de este autor: Planimetría de precisión y La desterrada de la Tierra, que me ayudaron a descubrir al Coronel Ignotus.

José Miguel Bel, ingeniero técnico en Topografía, compañero de profesión de quien esto escribe, es además otro Coronel Ignotus moderno porque es además un polifacético autor de obras premiadas en concursos literarios como Las alas del albatros, La leyenda de Gastón el Navegante o El Cero que fue llevada a la gran pantalla, además de actor de cine a quien tuve el placer de verlo recientemente en la película La isla del viento dedicada de Miguel de Unamuno en la que recreaba a Pla y Deniel, obispo de Salamanca, cardenal y arzobispo primado de Toledo, junto al actor onubense José Luis Gómez.

José Miguel dio vida, con el seudónimo de Paca Bronchales, a una mujer topógrafo, intrépida, aventurera y valiente que nos deleitó a todos los que leímos sus historias, es por ello que mi gran amigo es otro Ignotus de nuestro tiempo por sus fantasías.

Agradezco infinitamente este regalo porque me sirvió para conocer más a fondo la vida y obra de este ilustre personaje.

José de Elola fue profesor de la Academia General Militar. Más tarde fue destinado a Puerto Rico, donde se dedicó a realizar, durante una década, el mapa militar de la isla. Al volver a España impartió clases de Historia Militar en la Escuela Superior de Guerra como profesor de Topografía y de Electromagnetismo. Su producción científica fue muy intensa, publicando tratados de Topografía que fueron premiados en 1903 por la Escuela de Ingenieros de Minas de Madrid.

Era muy polifacético, también ejerció el periodismo de la mano de Torcuato Luca de Tena, llegando a ser director gerente de Abc; es en 1917 cuando empieza a firmar con el seudónimo que le haría famoso escribiendo múltiples novelas que alcanzarían mucho éxito: De los Andes al cielo, El fin de la guerra. Disparate profético soñado por míster Grey, en clara alusión a sus deseos de que acabara la Gran Guerra de Europa. Entre otros libros suyos, destaca Lo que puede España, destacando las riquezas de nuestro país.

Como militante del partido conservador fue nombrado por Maura director general del Instituto Geográfico y Estadístico, pero sus pocas dotes diplomáticas le impidieron seguir en el cargo a pesar de tener todos los conocimientos para llevar las riendas del citado organismo público. En esa época presentó su gran invento, un instrumento topográfico innovador, la brújula taquimétrica autorreductora.

A partir de este momento, crucial en su vida, se dedicó exclusivamente a escribir, creando la Biblioteca Novelesco-Científica a la cual pertenece La desterrada de la Tierra que también me la regaló mi querido amigo José Miguel y en la que su protagonista miss Sara, una espía norteamericana, vuela hacia Venus y allí se queda, hasta que una científica aragonesa la rescata. Pero el autor no solo escribe fantasías, sino que sus novelas están llenas de notas científicas e históricas para que el lector aprendiese Astronomía, Física y Geografía.

Es de reseñar que cuando llegó al poder Miguel Primo de Rivera y estableció el Directorio Militar nombró a José de Elola, que ya no era coronel sino general de Brigada, de nuevo director general del Instituto Geográfico en el cual permaneció hasta su jubilación a los 71 años.

El Coronel Ignotus, ese gran desconocido en nuestros días, bien merece ser recordado y conocido, es por eso por lo que me ha parecido oportuno traerlo a esta sección de Tiempo de Academia.

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