La esquina
José Aguilar
Por qué Sánchez demora su caída
Después de 19 días de deliberación del Tribunal Supremo y 500 noches de intrigas en el profundo Madrid DF, ya tenemos sentenciado al fiscal general del Estado. Media España piensa que el TS está en manos del PP y la otra media que el Tribunal Constitucional, donde terminará el caso, está en manos del PSOE. Es probable que las dos Españas tengan razón en ambos asertos. El Gobierno está en mínimos; a Pedro Sánchez le crecen los enanos. Es lo malo de ser presumido; te alcanza el sabio refrán “dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Los socialistas volvieron al poder en 2018 con la bandera de la honestidad y el feminismo, y la corrupción y el machismo los están reventando. En el cartel del #MeToo del Partido Socialista hay alcaldes, presidentes de diputación, cuadros medios, jefes de la ejecutiva federal y ministros. Eso no lo arregla ni Tezanos con una encuesta que le da nueve puntos al PSOE por encima del PP.
En la acera de enfrente, en el partido que gobernará cuando haya elecciones, se les llena la boca acusando de corruptos y puteros a sus rivales, pero tienen casos actuales y pasados en todas las categorías. Y en primavera, el juicio del caso Kitchen en el que está acusada la cúspide de Interior del Gobierno Rajoy por sabotear la investigación sobre la contabilidad B del PP. Feijóo ha llegado a acusar de mafioso al presidente del Gobierno. Su historial de amigo de un narcotraficante le da poca autoridad en la materia. El descrédito de las instituciones y el descontento generalizado, aumenta el pesimismo sobre el futuro. Eso abona el terreno a las propuestas reaccionarias de Vox. Abascal ha adaptado sus consignas a la extrema derecha europea, que se dejó cortejar por Putin antes de la invasión de Ucrania y ahora se alinea con Trump, pero presume de patriota.
Hay muchos demonios sueltos. Es fácil liberarlos, intensificar la crispación y llevar la polarización al límite. Ya se discute en el ámbito privado hasta con quienes se está de acuerdo. Hay pocas dudas de la necesidad de elecciones, pero ¿será suficiente una nueva mayoría política? ¿Cómo se devuelven los genios de la ira a la lámpara? Nadie piensa en eso. Y los ciudadanos, con el corazón en los huesos.
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