La esquina
José Aguilar
Por qué Sánchez demora su caída
Es posible que las insinuaciones y comentarios que Paco Salazar se permitía con las trabajadoras de Moncloa hubiesen sido tolerados hace 20 años. No hay una administración ni una institución que estén limpias de este tipo de rijosos que abusan de su poder para arrimarse, acosar o reducir a las mujeres, pero ha sido su propio partido uno de los que ha contribuido a un cambio social que está transformando el mundo. Hay comentarios machistas que nunca debimos haber pronunciado, actitudes que jamás tendrían que haberse permitido, porque lo normal, que es la coartada, no es un justificante de lo bueno. El castigo físico, por ejemplo, se dejó de tolerar siglos después de que fuera habitual en la administración de la Justicia o en las escuelas.
El caso de Paco Salazar va a marcar la historia del PSOE. Como ocurrió con el movimiento me too, decenas de militantes han comenzado a utilizar el canal privado de denuncias que se habilitó en mayo pasado como respuesta a la inoperancia demostrada por la dirección federal del partido, lo que vive Ferraz es un estallido de indignación dentro de sus propias filas contra actitudes que antes sólo se habían criticado en otras formaciones. A Salazar le han seguido las denuncias sobre José Tomé (Lugo), Toni González (Almusafes), Javier Izquierdo (Valladolid) y Francisco Luis Fernández (Belalcázar), pero se preparan bastantes más, hasta hay cierta sensación de caza de brujas. Muchos de estos casos no incurren en una responsabilidad penal, pero estas revoluciones culturales son así, arrasan como maremotos.
La actual secretaria de Organización, la valenciana Rebeca Torró, ha tardado seis meses en dar su primera rueda de prensa, casi los mismos que han tenido que esperar las dos denunciantes de Paco Salazar para que su partido les diese una respuesta. Cada explicación que Torró ha venido dando contradice a la anterior, el mismo Salazar que evitaba presentarse ante el comité antiacoso es el que se reunía y almorzaba con la ministra Pilar Alegría, portavoz del Gobierno. No durará mucho Torró al frente de un cargo al que llegó promocionada por el propio denunciado. El me too también supondrá el descarrilamiento político de algunas mujeres.
Este estallido feminista llega después de un antecedente que creó el clima propicio para la indignación general: la revelación del modo de vida obsceno de todo un secretario de Organización, José Luis Ábalos, y su compinche, Koldo García. Fueron dos mujeres, Carmen Calvo y Adriana Lastra, quienes lo denunciaron en el ámbito interno. Ahora se hará frente al público.
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