Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La vía es (por ahora) andaluza
Comentaba precisamente en las papas con chocos del sábado pasado que nuestra querida Pili guardaría ya en el armario su chalequillo impermeable y reflectante de Protección Civil, y que aquella imagen de ella equipada, en el Suzuki Vitara, de patrulla por Huelva, muy probablemente no se volvería a repetir hasta el invierno que viene. Casualidades de la vida o no, dos días después quedará para el recuerdo el 28 de abril, día en el cual nos quedamos a oscuras sin saber cómo, por qué y hasta cuándo… Sin noticia alguna, sin wifi, sin 5G, 4G… Aquello me situó y por momentos me emborraché de aquella estampa, precisamente, de un lunes, Lunes Santo, cuando una Huelva a oscuras, tan solo iluminada por su cortejo de cirios, marcaba el camino a Nuestro Padre Jesús del Calvario, o de aquella estampa de la Huelva añeja que me contaba mi padre, cuando una ciudad emitía y recibía noticias de su torero desde su barrio de San Sebastián, por muy lejos que torease aquella tarde, y a través de cohetes anunciaban los éxitos del torero de la tierra.
En esta ocasión, no había cohetes ni un petardo que nos aportara información alguna, aunque había señales de humo desde el polo, inofensivas, aunque cada uno las interpretase a su manera. Y digo yo, que qué mala suerte: ¡para una vez que desde el Ayuntamiento se anuncia superávit en las arcas municipales, ahora esto!
Como pasó con el covid y las mascarillas más eficaces, una vez retomada la normalidad, todo el mundo se ha informado del mejor kit de supervivencia y el más idóneo. Incluso se han equipado de transistores y de ingentes cantidades de pilas AA.
Desde el Ayuntamiento se deberían subvencionar a las asociaciones de vecinos la compra de candelabros de cola como los que lleva mi Virgen del Refugio, y colocarlos en las entradas de cada calle. Muy probablemente, si volviéramos a encontrarnos ante similar situación, seguro que nos veríamos las caras, y, si me apuras, dado el ingenio de más de uno, se instaurarían petalás a determinada hora del día, como aquello del aplauso del covid. Sin duda alguna, dicha medida supondría un refuerzo y un hecho muy reconfortante para la recién declarada Huelva ciudad mariana.
Esperemos que Pili le envíe el respectivo parte de siniestros al seguro de Pedro Sanchez por los daños ocasionados, y con lo que se ingrese, asfaltar Huelva de punta a punta.
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