
La esquina
José Aguilar
Por qué no acaba la corrupción
Confabulario
Ala impresionante catarata de noticias adversas que hoy cercan al Gobierno de la nación, ayer se unían dos más, de desigual importancia. La primera es el registro del domicilio valenciano del ex ministro Ábalos por orden del Tribunal Supremo. Registro llevado a cabo, también es mala suerte, por la UCO. La segunda, sin duda menos aparatosa, pero de mayor envergadura, era aquella que nos comunicaba que la Comisión Europea sostiene que la Ley de Amnistía es, principalmente, una “autoamnistía” que no corresponde a un interés general y cuya finalidad, en absoluto encubierta, es la de lograr un pacto de investidura a cambio de la impunidad penal de sus socios.
El constitucionalista Josu de Miguel lo explicaba en parecidos términos en su reciente obra Amnistía, una ley para olvidar: “Cambiar siete votos para una investidura por una Ley Orgánica de Amnistía no se parece mucho al bien común”. Pero, claro, para los nacionalistas, acostumbrados a hablar en nombre del todo, siendo solo una parte (y no la mejor, precisamente) de la sociedad, el bien común debe parecerse bastante a sus propios intereses. En fin, otra noticia adversa venía a añadirse, también por la mañana, a este oleaje infausto que nos asedia. Según el FMI, las pensiones españolas tienen serios problemas de sostenibilidad. Noticia que aparece justo cuando el gobernador del Banco de España, señor Escrivá, había prescindido de los informes desfavorables de su jefe de servicio de estudios, señor Gavilán, recientemente dimitido. Si a esto se suma la próxima reunión de la OTAN, donde se pedirá a los ministros de Defensa un aumento del gasto militar, hasta llegar al 5% del PIB, comprenderemos que el Gobierno del señor Sánchez se halla asediado por un vertiginoso centón de noticias, ninguna de ellas favorable a sus empeños.
Un centón que puede incrementarse, como es fácil suponer, si atendemos a lo insinuado por el señor Aldama en la comparecencia de la señora Leire Díez, quien ya reconoció, por otro lado, que se había reunido con los abogados del señor Puigdemont, sin duda en aras del interés general al que hace referencia la Comisión Europea. Todo hace sospechar, pues, que el Manual de resistencia del señor Sánchez ha llegado a su grado último de obsolescencia. Qué verano de fuego nos aguarda.
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