Alto y claro
José Antonio Carrizosa
Pablo y Pedro
Cerca de 200 trabajadores de medios de comunicación han muerto durante estos dos últimos años en la Franja de Gaza, según el Comité para la Protección de los Periodistas, no son gente especial, la mayoría eran gazatíes errantes que, como los cocineros, los albañiles, los sanitarios y los niños de la Franja, van y vienen errantes del norte al sur al ritmo que le impone el Gobierno de Netanyahu con sus bombardeos y su restricción calórica. Los últimos han sido cinco periodistas que se encontraban en el hospital Nasser, murieron junto con otras 15 personas en un doble ataque de las Fuerzas de Defensa de Israel contra una cámara de Hamás, según ha argumentado una investigación interna del Ejército, aunque colegas aún vivos sostienen que el dispositivo era de uno de los reporteros de televisión que solía hacer sus directos desde este edificio.
Israel mató en junio a nueve científicos del programa nuclear iraní en un ataque milimétrico, a casi 2.000 kilómetros de Tel Aviv, en Teherán, donde los artilugios mortales explotaron de modo sincronizado para que no se avisaran entre ellos del peligro inminente, pero en Gaza no hay ni precisión ni humanidad, 20 muertos para inutilizar una cámara, un bombazo detrás de otro, para asegurarse de que el dispositivo nunca jamás volvería a funcionar. La versión oficial es demasiado débil para darla como concluyente.
Cuando soldados nicaragüenses mataron al periodista Bill Stewart en una calle de Managua en 1979, el presidente Jimmy Carter le quitó su apoyo al dictador Anastasio Somoza, a pesar de que era un hombre clave de Estados Unidos en una región amenazada por el comunismo. El régimen cayó porque ni la opinión pública norteamericana ni la mundial aceptaron un crimen que, como el del hospital Nasser, se retransmitió por televisión.
El escudero de Netanyahu es Trump, y a Trump no hay quien se atreva a llevarle la contraria; nadie de los que tienen capacidad de hacer, claro, nadie en las instituciones europeas, nadie entre unos aliados que han descendido a la categoría de seguidores, nadie en la OTAN, daddy. Todos saben que se exponen a represalias como las que ha aplicado a las universidades norteamericanas en modo de recortes de ayudas o de imposición arbitraria de aranceles. Trump sostiene que también quiere acabar con las matanzas de Gaza, pero a su ritmo, que es el de Netanyahu, no el de los palestinos. Cobardía y responsabilidad son asuntos muy diferentes, y Bruselas, ahora lo sabemos, ha entregado su dignidad.
También te puede interesar
Alto y claro
José Antonio Carrizosa
Pablo y Pedro
Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Qué bostezo
Desde la Ría
José María Segovia
La inglesita andaluza
Caleidoscopio
Vicente Quiroga
Gozos navideños
Lo último