La otra orilla

La cabeza de la hidra

"La aparición de partidos y organizaciones fascistas han vuelto a instaurar el odio hacia el diferente"

Los insultos racistas recibidos por Vinicius en Mestalla han vuelto a reabrir el debate sobre si nuestro país es racista. Cada vez que se acusa a nuestra sociedad de racista surge la autodefensa. No nos gusta que se nos señale, nos ponemos nerviosos: “España no es racista, respetamos a las personas, a los inmigrantes que vienen de buena fe, lo que no queremos son delincuentes”. Eso son argumentos escuchados una y otra vez, por no hablar de aquellos que dicen tener amigos africanos, marroquíes o latinos. Es como si la acusación de racistas nos pusiera en alerta y nerviosos.

Y sin embargo seguimos hablando de sudacas, indios, machupichus, moros, gitanos, monos o negros de mierda cuando nos referimos a ciudadanos con otro color de piel. Durante mucho tiempo hemos hecho un esfuerzo por desterrar el racismo de nuestra sociedad. Las administraciones y un gran número de asociaciones, como SOS Racismo, han puesto toda la carne en el asador para erradicar el odio racista de nuestro entorno. Pero la aparición de partidos y organizaciones fascistas han vuelto a instaurar el odio al diferente: feministas, inmigrantes, homosexuales, transexuales son sus víctimas preferidas. Los mensajes de estos partidos están calando y están causando dolor y daño. Sus mentiras se mezclan con medias verdades y nuestros jóvenes se las creen a pies juntilla.

El fútbol siempre ha sido un reflejo de la sociedad y el refugio de grupos que encuentran en la violencia su forma de expresión. Hemos de estar alerta, se están poniendo bases para que el diálogo desaparezca, para que la diversidad desaparezca, para crear una forma de vida en la que la democracia desaparezca. Así comenzó el nazismo, persiguiendo al distinto, quemando a judíos indefensos.

Ojalá no haya otra noche de cristales rotos, pero para eso hemos de cortar la cabeza de la hidra, eliminarla de nuestros ambientes, dejar que la fraternidad se abra paso, acoger con los brazos abiertos al diferente para que otro mundo de iguales en la diversidad sea posible. Hay que desalojar el odio de nuestras instituciones y el domingo tenemos una gran oportunidad para que no vuelvan a pisar un ayuntamiento ni un parlamento, para que no puedan gobernar ni influir en los gobiernos. Nos estamos jugando mucho.

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