‘Ars longa vita brevis’

14 de noviembre 2025 - 03:06

No da una vida, por supuesto, para leer todo lo que merece leerse, oír todo lo que merece oírse y ver todo lo que merece verse. Si sumamos el placer –más intenso cuantos más años se va teniendo– de releer lo leído y volver a oír y ver lo visto y oído, la empresa es desesperante. Aunque también gozosa, porque es a la vez una derrota y un aliciente. Si como dicen, los hombres tenemos (con suerte) una esperanza de vida de 81,1 años, ya me dirán ustedes cómo meter en ocho décadas lo escrito, compuesto o filmado en más de 25 siglos. Hasta el cine, que, pobre mío, solo tiene 130 años, resulta inabarcable.

Todo felizmente complicado por la recuperación de lo antiguo y la perdurabilidad de los soportes en lo que a las modernas creaciones se refiere. Hasta el siglo XIX nuestros antepasados leían y oían lo contemporáneo de sus vidas. Lo mismo sucedió en el XX con lo producido por las industrias culturales, considerado productos de consumo inmediato: las películas tenían una vida tan breve en los circuitos de exhibición como las canciones en su difusión discográfica o radiofónica conforme técnicas, modas y estilos evolucionaban. Afortunadamente hoy tenemos a nuestra disposición la mayor parte de lo escrito, compuesto y filmado desde Homero, el Epitafio de Sícilo o Edison y los Lumière hasta hoy. En Spotify, valga este ejemplo, tienen todos los géneros, estilos y edades de la música desde aquel Epitafio del siglo I hasta el Lux de Rosalía.

Especial dificultad, por ser productos injustamente despreciados, tiene la recuperación de las joyas de la literatura popular. Y es a esto a lo que voy tras tan largo prólogo. En concreto a los relatos de fantasmas y terror escritos por autoras sobre todo inglesas desde finales del siglo XVIII. Doble condena pesa sobre ellos: tratarse de literatura considerada muy menor, publicada en formatos populares, y escrita por mujeres.

Estoy terminando –con retraso, lo sé, pero hay que hacer cola– Reinas del abismo, el segundo volumen que, tras Damas oscuras, la editorial Impedimenta les dedicó uniendo nombres conocidos y desconocidos. Y me esperan los muchos volúmenes que la ejemplar Biblioteca de Carfax les está dedicando. Pero esto tiene una historia de editoriales y nombres que les contaré mañana. Esperando que piquen y los lean.

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