Antiedad

09 de septiembre 2025 - 03:05

Pero usted se ha visto? Ni puedo expresar el estupor que me causa escuchar a esos tipos –unos cromos– siempre prestos a (des)calificar a una mujer de fea, gorda o vieja. Lo pienso mientras escucho a Elvira Lindo en la radio. Habla de esta angustia grabada a fuego en nosotras, anuncio a anuncio, reel a reel, por parecer jóvenes y deseables, o al menos visibles. Ya no hay edad para empezar a luchar contra una misma; leo que los 30 son el momento para empezar a chutarse bótox. Una cosa es querer verse una bien y otra –su contraria– mirarse cada mañana al espejo atenta a lo que está mal, alerta por cazar –un granito, un pelo loco, una ojera– una nueva monstruosidad, la fiera venganza del tiempo. Hasta hace dos días yo vivía feliz ajena a los surcos nasogerianos. Desde que Instagram me ha dicho cómo eliminarlos, no me veo otra cosa en la cara. Es un placebo eso que dicen de que ahora se aceptan más y mejor los “cuerpos no normativos” (sic). Acudan si no a cualquier concierto de las actuales divas empoderadas: melenas de colegiala, cachas de hierro, chochoshorts de cuero, milimétricas coreografías hipersexualizadas que evocan una construcción del deseo (y una invitación a ser objeto del mismo) una mijita ajena, genital y adscrita a un imaginario insensible. A lo lejos, sus angélicas voces. Hace pocas generaciones –proseguía Lindo– las mujeres de clase popular no estaban expuestas a tales rigores. Existía Sofía Loren, pero ninguna en su sano juicio se empeñaba en serlo. No por ello mis abuelas, mi madre, mis tías –carnales, con arrugas, majestuosas con su batita suelta– carecían de feminidad; la tenían y tienen, a su edad, muy potente.

Como las redes y algoritmos creen que algo saben sobre mi género y edad, me bombardean con farmacéuticos de coña que me instan a tomar colágeno, mozuelas que me revelan cómo reducir papada, consejos de maquillaje para estar irreconocible, productos para combatir la grasa abdominal de la perimenopausia. No soy la única a la que estresan. La ONG Grandes Amigos, de ayuda a personas mayores en riesgo o situación de soledad, ha lanzado una campaña que combate el lenguaje de la cosmética antiedad. Dice: “La cosmética ya no es cruel con los animales. Hagamos que deje de serlo con las personas” y, en especial –añado– contra las mujeres.

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