Ansia viva

Óscar Lezameta

olezameta@huelvainformacion.es

A este año se llega llorado

Pocas veces sentiremos dentro de unos días, la necesidad de recibir a un nuevo año con más ganas que en la próxima Nochevieja y, al mismo tiempo, tantas de despedir a este como se merece, con la sana intención de no volver a vivir otro igual. El año de la pandemia se termina y con él, fruto del empeño de la humanidad por salir de la crisis sanitaria más grave de estos últimos cien años, llega la esperanza en una salida lo más razonable posible. Estos días, comenzarán a recibir la vacuna aquellos colectivos más vulnerables, en Huelva al mismo tiempo que en todos los demás países europeos, buen ejemplo de que cuando se quieren hacer las cosas bien, poco hay que pueda impedirlo. Poco a poco la población comenzará a aceptar al dichoso virus como uno más de los nuestros, sin que se le asocie a una muerte inminente o a un padecimiento atroz. Será entonces cuando debamos comenzar de nuevo, no desde cero, desde bastante más abajo.

La actividad económica deberá entonces recuperar su pulso, aquello para lo que fue creada, conseguir el mayor estado de bienestar para todos. Los negocios comenzarán a atender a más personas de las que estaban acostumbrados, volveremos a los bares y a esa añorada sensación de sentarnos todos alrededor de una mesa. Las costumbres sociales, aquellas que nos han condenado a un nivel de contagios superior al razonablemente previsto, recuperarán su ritmo sin la sensación de culpabilidad que ofrece un abrazo a un amigo o un beso a un ser querido.

Nos toca a nosotros, tal y como lo hemos hecho desde el inmensamente lejano mes de mazo, echarnos la vida sobre los hombros y comenzar a volver a ser lo que fuimos y como fuimos.

Será entonces cuando nos la juguemos como sociedad y en Huelva estamos casi curados en el espanto del abandono. Hay que poner la provincia en marcha y, aunque el esfuerzo debe ser propio, de cada uno de nosotros, no estaría mal una pequeña ayuda. En Huelva no buscamos ya un mirlo blanco; con un común cuervo negro nos bastaría. Abandonada a su suerte, la sociedad onubense debe abandonar cualquier atisbo de conformismo y lanzarse a comerse su futuro a dentelladas. Tenemos los mimbres, aquellos elementos que nos han hecho fuertes en muchos más ámbitos de los que ni siquiera pensamos. Somos capaces de muchas cosas si nos ponemos a la tarea. Hay que sanearnos como sociedad, dejar a un lado lamentaciones, no buscar más excusas y ponerse a la tarea. A este 2021 hay que recibirle como se merece, como nunca antes habíamos recibido a un año que comienza. Los lamentos se quedan todos en el que termina. A este, se viene llorado de casa. Feliz año a todos.

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