Alegraos, hermanos

07 de mayo 2025 - 03:08

Por qué se queja la gente? ¿Qué mala entraña anida en el corazón de los españoles (y españolas) que se pasan la vida quejándose por cualquier minucia? Es algo verdaderamente asombroso. Vamos a ver: si el AVE se queda parado en medio de un secarral por culpa de un sabotaje (tal vez causado por un comando de extraterrestres), ¿cómo es posible que los pasajeros que van a perder el dinero del billete y quizá la reserva de un hotel o una entrevista de trabajo empiecen a quejarse como niños malcriados? Lo que hay que hacer en estos casos –como nos enseñan nuestros grandes artistas e intelectuales– es ponerse a cantar y a bailar en medio del vagón, para colgar luego en TikTok este hermoso homenaje a la solidaridad y al bien común y a la innata hermandad entre los seres humanos. ¿Qué es eso de quejarse como viles individualistas de la extrema derecha? ¿Cómo es posible que alguien sea capaz de comportarse con tanto egocentrismo? ¿Adónde vamos a ir a parar si no sabemos estar agradecidos por las muchas cosas que disfrutamos gracias a nuestro providencial Estado del bienestar?

Sí, es cierto, las benevolentes pirañas de Hacienda nos persiguen a todas horas –a los cuatro desgraciados que pagamos impuestos, se entiende–, pero ¿cómo podemos quejarnos de un apagón o de los servicios tercermundistas de un tren? ¿Qué desconsiderada osadía nos lleva a pensar que tenemos derecho a protestar? Lo que tenemos que hacer, cada vez que se va la luz o nos quedamos atrapados en el ascensor, es salir corriendo a abrazar a nuestros vecinos y a conversar alegremente con los desconocidos. ¿Quién puede caer en la siniestra arrogancia de culpar al Gobierno de ineficiente? ¿Y cómo es posible que no sepamos aprovechar estas magníficas ocasiones para establecer vínculos mucho más estrechos con nuestros semejantes? ¿Por qué no corremos a abrazar al vecino que nos reclama la cuota atrasada de la comunidad? ¿Y cómo no besamos en la mejilla a la simpática dueña del perro que tiene la costumbre de cantar ópera (canina) a las 3 de la madrugada?

Así que, en vez de quejarnos, lo que tenemos que hacer es dar las gracias a este Gobierno que se desvive por nosotros. A bailar y a cantar, hermanos. Abrazaos, besaos, amaos, que todo lo que tenemos –por poco que sea– se lo debemos al Gran Líder que nos protege y nos vigila para que nunca dejemos de amarle.

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