Crónica Personal

Vox se desangra

Abascal está en una posición difícil: escasos diputados con formación y experiencia para la complicada legislatura

El goteo es interminable, Vox se desangra. Uno de sus dirigentes más válidos y respetados, Iván Espinosa de los Monteros, liberal de formación que era excepción en un partido excesivamente radical, ha renunciado a su acta de diputado. Se va con excusa familiar, poniéndose a disposición del partido, con frases de reconocimiento a Santiago Abascal y sin entregar su carnet de militante. Como un señor. Sin una sola crítica a sus compañeros, aunque hace tiempo que los periodistas conocían que el partido está en manos de dirigentes situados en las antípodas de lo que defiende Espinosa de los Monteros, cuya relación con Abascal no estaba rota pero no compartían confidencias ni preocupaciones. Ya no influía en el día a día del partido.

Vox ha perdido 700 mil votos en las elecciones generales, con 19 escaños menos en el Congreso. En la otra cara, la positiva, no le fue mal en las autonómicas y municipales y logró acuerdos de gobierno en Valencia, Extremadura y Aragón, sumados a los firmados hace más de un año en Castilla y León. Se le resisten Murcia y Ceuta, López Miras se niega a compartir gobierno con un Vox del que le separan muchas cosas, y además solo necesita su abstención para mantenerse como presidente; Vivas no quiere pactar con un partido que presenta a la comunidad musulmana como si fuera una comunidad de delincuentes. A la radicalidad de los actuales dirigentes de Vox, su xenofobia, las propuestas sociales propias de tiempos pasados, la nostalgia del franquismo y de algunos de sus metodologías contrarias a la libertad, se suma la soberbia de sus dirigentes. Se comprende que algunas de sus voces más representativas abandonan sus filas.

Hace tiempo que se denuncia el protagonismo de Kiko Méndez Monasterio y Jorge Buxadé, pero no son los únicos que hacen alarde de prepotencia y autoritarismo. Han provocado grandes tensiones, pero además no se puede analizar el declive del partido sin mencionar el papel de movimientos católicos extremistas como los kikos neocatecumenales, al ala más radical del Opus Dei o la cercanía con el Yunque, un movimiento ultra, supuestamente católico, nacido en México. Algunos lo consideran secta.

La influencia creciente de quienes se han movido con el respaldo de esos grupos han desplazado a miembros destacados de Vox. Abascal se encuentra en una posición difícil: escasos diputados con formación y experiencia para la complicada legislatura, faltan figuras es con capacidad para negociar con otros partidos y ha perdido votos, escaños … y dinero.

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