Un rumor conocido despierta el eco de la aurora primaveral. En el viejo almacén se han removido los enseres y ya el vacío nos recuerda el lugar donde durante el año estuvo guardada la querida carreta que como la barca de Caronte por las arenas, en vez de por el río, nos llevará en una peregrinación que es clamor de un sentimiento andaluz, atesorado doce meses, para volver a la vida de una tradición y de una devoción mariana única de cuantos tenemos en las marismas de Doñana, el altar más bello para nuestra fe en una Blanca Paloma que atesora todas las gracias del Espíritu Santo.

Grabada quedó en mi memoria aquella frase que Juan Ramón dejó escrita como titulo de un capítulo de su eterna obra “Platero y yo”: ¡Ya vienen las carretas..¡ El gemir , creo que gozo, de esas dos grandes ruedas que hacen rodar el altar del Simpecado, resuenan en el aire de nuestros pueblos como un anuncio de alegría incontenible. Su chirridos no atruenan, es un símil de un sonido hecho con cuerdas que no desafinan porque llevan la música de todo un sentir popular. Carrozas y Carretas, dos términos que sin ser iguales se asemejan en un cariño que da nombre y vida a todo un posesionar lleno de entusiasmo.

Ya llega la hora de la partida. Lo más típico del arte, la tradición, el estilo , y el corazón del sentimiento de Andalucía no puede aguantar más por que se desborda como un manantial incontenible de oraciones hecha cante, de fuerza vital en los giros del baile y de armonía infinita al son de una guitarra cuyas cuerdas no las mueve ni tensan los dedos, porque hay un brazo invisible que parte del sentimiento del alma para crear la sonoridad amorosa de un compás que se une a la voz y a las palmas del gentío.

De niño esperaba con entusiasmo la llegada de las carretas que en hilera se ponían desde la plaza de la Merced a la de los Toros, en espera que el Simpecado saliera del templo y dejando atrás la tradicional y onubense plaza de las bellas palmeras, enfilara el paseo de la Independencia camino del recorrido urbano hacia la carretera de Sevilla, donde parando en el Cuartel del Regimiento de Infantería de Granada 34 - el nuestro- continuara hacia la aldea del Rocío.

La noche anterior el Simpecado dormía en la vivienda número 35 del Paseo, bajo mi domicilio, donde la familia Pardo, la acogía con tanto amor, devoción y alegría hasta el despertar del Jueves de la salida.

Ayer y hoy, Huelva con su Romería universal.

Los ejes de las carretas engrasados, los animales de tiro ya fueron seleccionados, la intendencia va siendo acumulada, todo es un afán de ilusión en los preparativos. Solo hecho de menos aquellos paseos por las calles de la vaquilla que se sorteaba, al son de tamboril y la flauta, seguida de la chiquillería de otras épocas. ¡Ah, y la procesión de las Varitas, desde San Pedro..¡

Todo eso pasó pero en los nuevos tiempos, los de ahora, la Romería es una, igual y maravillosa en la eternidad de su fiel devoción a la Virgen almonteña.

¡Ya vienen las carretas..¡

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