Si hay algo que agradecer, de verdad, de este año 2020 que se marcha en silencio no es otra cosa que el ejemplar comportamiento de los españoles; ha sido y es un modelo por seguir. Escribía Cioran: "Somos y seguiremos siendo esclavos mientras no estemos curados de la manía de esperar". Pero seguimos esperando. Las calles siguen estando vacías, las estrellas permanecen inmóviles, es la tierra la que se mueve, no lo olviden, y la falsa alegría comienza a notarse, a sentirse, es como un pulso erróneo, como una involución o una ventaja.

También es destacable que estamos perdiendo libertad educativa, libertad en la educación. Los indicadores siguen anunciando bajadas significativas en las competencias de nuestros estudiantes. En concreto, además de las fiestas, estas fechas dan a conocer los resultados de esos informes como el TIMSS o el PISA, que cada día se parecen más a las encuestas de Tezanos, pero que son significativas. Un nuevo estudio internacional ha puesto de manifiesto que España va por detrás de la media de los países de la OCDE y de la Unión Europea en Ciencias y en Matemáticas.

Un periodista se preguntaba: "¿Qué está fallando en el sistema educativo para que los alumnos de Primaria hayan bajado siete puntos en Ciencias?". Pero la pregunta real debería ser ¿qué estamos haciendo bien en Educación? ¿Hay algo que hagamos con coherencia? Ahora el Ministerio de Educación va a recortar los contenidos escolares para no dar una pesada carga a los estudiantes. Si el nivel ahora es mediocre, dentro de unos años será pésimo. Escribe Luri que "Los que más saben son los que mejor razonan y con más habilidad aplican lo aprendido". Y esto ha sido siempre así, no hay que sorprenderse de ello, en cambio, sí nos llevamos las manos a la cabeza cuando se pretenden recortar contenidos. En la actualidad no se hace nada para compensar el déficit escolar, pero lo que es más grave, se valora y se premia la mediocridad.

Los indicadores seguirán otorgándonos resultados pésimos, nuestros hijos estarán en la cola del conocimiento, pero el comportamiento de los españoles seguirá siendo ejemplar. Escribía Cioran: "¿Es usted un reaccionario? -Tal vez, pero en el sentido en que Dios lo es". Ahora todos quieren ser reaccionarios, pero nadie quiere serlo individualmente. Es la conciencia del colectivo mediocre, de la vulgaridad. Dice Luri que "La escuela ha dejado de verse como una institución que impulsa hacia lo alto para convertirse en administradora de las pequeñas virtudes de la pusilanimidad". Y a pesar de todo esto, feliz entrada de año.

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