Ansia viva

Óscar Lezameta

olezameta@huelvainformacion.es

Venimos para quedarnos

Los rubios hemos pasado de años señalados a ser ahora los elegidos para el dominio del mundo entero

Hasta ahora el rubio de Barakaldo, era Javi Clemente. Nos dio dos ligas y yo estaba allí para celebrarlo. En la primera de ellas terminé con las manos ensangrentadas porque a algún lumbreras de la cuadrilla le dio por poner un oso de peluche que pesaba dos quintales en el palo de una bandera. No sé ni de dónde salió, ni que fue de él, pero tampoco extrañé perderlo de vista. El entrenador dio con la manera de ganar a equipos mejores que el nuestro, en eso tenía mérito. Cada vez que hablaba de todo lo demás -incluso del fútbol en algunas ocasiones- metía la pata hasta las orejas. Todavía sigue haciéndolo a quien tiene la santa paciencia de escucharlo.

Desde entonces, los rubios tramamos nuestra silenciosa venganza en medio de estudios de la universidad de la quinta leche, que decía que íbamos a desaparecer porque lo nuestro era un gen recesivo y bla, bla, bla. Hace tres años comenzamos nuestra venganza con el presidente zanahoria. ¡De Estados Unidos, nada menos! y ya nadie se ríe de nosotros, ni nos llama recesivos, ni . También es verdad que lo que de recesivo tiene el sujeto es el cerebro, pero tampoco nadie es perfecto.

El jueves añadimos otro a la lista y de su majestad graciosa, ni más ni menos. ¿Ahora qué? ¿Eh? Ahí estamos. Los rubios estamos de moda y aunque la primera ministra finlandesa nos ha abandonado, estamos dispuestos a conquistar el mundo. Fíjense si somos importantes, que en Vox no hay ni uno. Todos lucen ese moreno de perdedores, muy patrióticos, eso sí, pero no están a la moda. Alguno habrá que se apunte a la tiranía del tinte, pero los rubios somos muy listos, que se creen. Sabemos distinguir a los de nuestra especie y estamos dispuestos a desenmascarar a todos aquellos que vengan ahora a apuntarse al carro. Es muy fácil pasarse unas horas en la pelu y venir después a reclamar el pastel.

Años y años de ser el rubio, como si uno fuera el único ser sobre la tierra, señalado allá donde iba por mi peculiaridad capilar, ahora que mandamos me las van a pagar todas juntas (risa malévola). Somos la élite, venimos a dominar el mundo, después de una larga travesía en no se qué desierto chungo por ahí. Los rubios somos lo más, los elegidos para una tarea que estamos dispuestos a llevar con ahínco.

Un momento. Ahora que lo pienso y dada la catadura del personal. Casi mejor me tiño.

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