Papas con choco

chungaleta

Vámonos de feria en feria

Me dispongo a juntar letras de nuevo, y lo hago nuevamente, pese a que nos adentramos ya en un octubre semi veraniego, sentado en mi habitual butaca playera, y desde la añorada Canaleta, como todos sabéis. Emocionado, cómo no, me planteo seriamente incluso venir a ésta, mi fuente de inspiración, con unos pistachos y mi butaca gamer playera para despedir de chungaletas maneras al Miura 1, pues parece que se nos va “definitivamente”.

¡Qué cariño le hemos cogido… qué de intentos… qué de cosas has conocido aquí con nosotros! Te marchas, o eso parece, sin conocer la Feria de Otoño, que ahora es del caballo, o yo que se qué otra feria… Aunque sí vas a conocer hasta la Feria de la Tapa, que por cierto tiene pregón y pregonera. ¿Hay una persona con menos vínculo con Huelva para dar un sin sentido pregón que Joana Jiménez?

Con respecto a la feria inventada, sería idóneo que se aclarasen conceptos. Con respecto al atuendo, ellas, ¿vestidas de gitana? Ellos, ¿con traje y corbata, o con guayabera de invierno? ¿De flamencos pero con chaquetilla blanca?

Cambiando el tercio, me dispongo a coger la muleta en mano izquierda y brindar por ustedes, “mi gente buena”. El Pleno. ¡Ay el pleno… Mis obligaciones me impidieron verlo el miércoles pero ante la insistencia de que lo viera, ya que había estado “tan bien”, según mis fuentes, me dispuse a ello después. Deletreé en el buscador de la web municipal la palabra Pleno, pero no aparecía nada, llevándome tal hecho a la desesperación, inclusive. Finalmente terminé encontrándolo en el buscador tras añadirle la palabra clave “ordinario”. Lo encontré y me recreé de las mejores jugadas, cual arbitro en una sala BAR. Tres horas y media de provechoso Pleno, en el que se dieron pinceladas de la antigua Roma, de fenicios y cartagineses, de Pedro Sánchez y hasta de amnistía. Como os decía, muy provechoso para un ciudadano de Huelva.

Un clima muy tosco el de este segundo pleno, muy crispado. A veces me teletransportaba a reuniones de comunidad de vecinos, pero siempre hay excepciones. La excepción se llama Mónica Rossi. ¡Qué ternura al hablar, qué relajación, habla tan solo tres minutos pero cabe un mundo en esos tres minutos! La otra excepción se llama… Wenceslao, Wences, para su círculo cercano de amigos; bien vestido siempre, con su traje su corbata y su gomina que es innegociable. Pero a mi, sinceramente, ¡ni Wences, ni convences!

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios