El zurriago
Paco Muñoz
Me dais asco casi todos
Golpe de teatro, de efecto, sorpresa (¿), estrategia electoral o cuanto se haya dicho, que ha sido mucho y desde las más diversas perspectivas, el adelanto de las elecciones generales al próximo 23 de julio, del que el propio gobierno decía que el calor tiene “resultados trágicos”, es una trampa, un truco, una pérfida decisión, propia del presidente del gobierno, para promover unos comicios con baja participación que pueda favorecerle, además de abortar las vacaciones a los españoles, y cargárselas materialmente. Aparte, claro está y como lo ha demostrado en incontables ocasiones, de una muestra de esa autocracia y ostentación de poder implantando el silencio de la militancia, ocultando toda crítica o autocrítica ante la clamorosa derrota en las elecciones autonómicas y municipales y, entre otras imposiciones autoritarias, anulando el debate interno y fulminando toda posibilidad de primarias. Cesarismo puro y duro, la improvisación y la celeridad impaciente para, al menos, morir matando.
Y a toda prisa también la “organización personal”, como dicen los históricos, ha soltado los perros de la guerra, los dóberman del insulto, la injuria y la infamia, para repetir hasta la saciedad el discurso esclerótico y tedioso de la extrema derecha y la derecha extrema, de obsesiva, patológica y tediosa reiteración Puede que a muchos ciudadanos no les gusten o inquieten algunas cosas de Vox, pero a muchos más tampoco les gustan y rechazan la actuación de una izquierda extrema o extrema izquierda radical y rupturista, cargada de odios y desprecios personales, siempre dividida, rencorosa y revanchista, con la que ha gobernado y que auspicia la desmembración de España, aprueba leyes de amnistía a quienes atentan contra su unidad y amenazan con insistir en ello, aparte de otros escandalosos desmanes contra la Constitución y sus instituciones fundamentales.
Y descendiendo, no infravalorando sino todo lo contrario, a niveles provinciales y locales, este gobierno ha sido desdichadamente nefasto para Huelva. En el ámbito de las inversiones, los proyectos y los presupuestos el balance no puede ser más negativo. Si en el capítulo de las infraestructuras el cómputo es desolador, en las esenciales necesidades hidráulicas es dolorosamente catastrófico. Y ante esa lamentable carencia se enarbola Doñana, como espantajo electoralista y de agravio a los agricultores y regantes a los que ya se ha criminalizado bastante, con mentiras y manipulaciones, arriesgando un potencial de recursos económicos vitales para Huelva.
Entendemos la alegría, el alborozo y optimismo del Partido Popular ante su éxito electoral del 28 de mayo pasado. Especialmente en el Ayuntamiento y la Diputación. Confiamos que supere sus torpezas, timideces y fáciles complacencias porque le queda una tarea ardua. La herencia no es una bendición, precisamente, y requiere de gran eficacia para revisar cuentas, obras, asignaturas pendientes y sobre todo para aliviar demasiado lastre.
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