El verano se queda un tanto vacío, en gran parte exento de noticias de rango político. Sobre todo porque los profesionales de la política abandonan sus refriegas parlamentarias en el Congreso de los Diputados y el Senado o en cualquier ágora pública. Algo que a muchos encrespa o pone de los nervios pero que constituye la lógica pugna del quehacer político. En ausencia de este tipo de controversias, la prensa y sobre todo ciertos canales de televisión, aparte de los oficiales, los que se lucran de las prebendas gubernamentales, con motivo de las vacaciones de la Casa Real, han arremetido contra la institución, irrumpiendo de manera ofensiva especialmente las hordas antimonárquicas. No han dudado en usar del oportunismo de las cuentas del rey emérito, para añadir renovadas acusaciones e inculpaciones de todo tipo, erigiéndose en jueces dispuestos a dictar la más precipitada sentencia. A estas tormentas de verano se suman, con su peculiar talante carroñero esos programas llamados "del corazón", que nada tienen de la preciada víscera.

No falta quien se apresura a arreciar el temporal. Precisamente quien promete acatar la constitución y servir a la Institución. Ahí tienen a la Ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, líder de la coalición extremo izquierdista del gobierno, declarando que la sociedad española reclama "instituciones limpias" al valorar la marcha del rey emérito. Y en esta pugna dialéctica hay proclamas y silencios igualmente acusatorios, con el dicho perenne de que en materia de información hay una doble vara de medir. Considérese el silencio casi sepulcral de cierta prensa y televisión, ante el resultado de las 54 auditorías realizadas al sector público instrumental de la anterior Junta de Andalucía regida por el Partido Socialista donde se ha descubierto, como muchos ya sabían, "una superestructura desproporcionada poco operativa, llena de duplicidades y gastos innecesarios", entre otras evidencias punibles. Veladas denuncias, tenues titulares de prensa, críticas de los gobernantes muy prudentes para que no se moleste el adversario responsable de tanta degradación y poco más. Piensen si hubiera sido al contrario.

Estas y otras contingencias, la caída implacable de Ciudadanos y los compulsivos espasmos de Vox, auspician las proposiciones deshonestas de algunos medios, especialmente los que añoran al antiguo régimen de la Junta y sus prebendas, para que Juan Manuel Moreno Bonilla, anticipe la convocatoria de elecciones por aquello del río revuelto o con el pretexto de que el candidato socialista, Sr. Espadas, anda muy ocupado emprendiendo la reconstrucción del partido socialista andaluz en la que está empeñado y aún no tiene a punto su estrategia para afrontar con cierta garantía los comicios en una comunidad que siempre le fue tan propicia a los suyos. Uno imagina al presidente, mirando de reojo las encuestas, aparentemente favorables, y oyendo cantos de sirena de distinto tono.

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