La esquina
José Aguilar
Yolanda no se va, se queda
Cuando uno discute con alguien, que defiende el cierre de fronteras, sobre la obligación moral de auxiliar, acoger y atender a una persona que se ahoga, en mitad del mar, intentando llegar a nuestras costas cuando huye de la guerra o la miseria, es habitual encontrarse con la respuesta: "los de izquierda siempre os creéis superiores moralmente".
Cuando lo que se discute es sobre la obligación que tenemos de proteger el derecho a la vivienda, especialmente el de las familias más vulnerables, también puedes encontrarte con la respuesta: "ya estás con la superioridad moral de la izquierda".
Cuando se habla de cualquiera de las crisis ecológicas que sufre nuestro planeta: cambio climático, extinción masiva, sobreexplotación de recursos..., si se supera la pantalla del negacionionismo, aparece enseguida el argumentito de "la superioridad moral de la izquierda".
Cuando se habla de luchar contra la explotación laboral e impulsar el trabajo decente, de reparto de las riquezas, de igualdad y cualquiera de las reivindicaciones históricas de la izquierda no es raro que por alguna grieta de la conversación se cuele esa "superioridad moral de la izquierda"
Y estos días, viendo el video de ese Colegio Mayor donde ha vivido un buen número de líderes de la derecha, uno tendría la tentación de decir: "pues sí, la gente de izquierda es superior moralmente", pero no es cierto, las personas de un lado y otro del arco ideológico podemos ser igual de mezquinas, igual de cretinas, igual de generosas, igual de entregadas…
Pero si de lo que hablamos es de los principios que rigen una y otra ideología y la izquierda defiende la solidaridad frente al egoísmo, el cuidado del planeta frente a la contaminación y la sobreexplotación, los cuidados, el trato respetuoso y la resolución pacífica de los conflictos frente a la desatención de los vulnerables o la violencia, la acogida del prójimo frente al abandono, la dignidad de todo ser humano, sea cual sea su condición, frente al machismo o al racismo, queda claro que la propuesta de la izquierda no sólo es superior moralmente, es que trae consigo el empeño de que la sociedad siga avanzando, siga dejando atrás aquellas formas de organización que son dañinas y construya un modelo de relaciones, entre los seres humanos y de estos con el planeta, libre de malos tratos, en el que nadie sea pisoteado ni excluido. Mucho mejor, sin ningún tipo de duda.
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