El Malacate

Javier Ronchel

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El Rocío para unir Andalucía

La iniciativa de convertir la aldea almonteña como centro de peregrinación a semejanza de Santiago y sus rutas jacobeas es una extraordinaria oportunidad de vertebración y desarrollo

Dos peregrinos de la Hermandad de Huelva caminan en el entorno de Doñana.

Dos peregrinos de la Hermandad de Huelva caminan en el entorno de Doñana. / Alberto Domínguez

ESTA semana se ha presentado en Sevilla una iniciativa ambiciosa que coloca en el centro a Almonte, a su aldea del Rocío. Es una iniciativa netamente andaluza, que reconoce el valor de este punto de la provincia de Huelva como referente para toda Andalucía, y que puede convertirse también –si alguien no lo considera así– en eje vertebrador para todo el territorio andaluz. 

La idea se resume en que cada una de las ocho provincias de la comunidad tengan varios puntos de partida de caminos que confluyan en El Rocío. Hasta ahí, nada nuevo, por lo que ya ocurre cada romería de Pentecostés con decenas de hermandades al encuentro de la Patrona de Almonte. Lo novedoso para este caso es que haya nuevas rutas, nuevos caminos establecidos, en cierto modo oficializados, señalizados y adecuados para que en cualquier momento del año se pueda emprender un viaje a pie prácticamente desde cualquier rincón de Andalucía y termine en El Rocío, en su Santuario, ante la Virgen.

Este nuevo concepto de camino tiene un modelo claro y directo en las rutas jacobeas de Santiago de Compostela, que en una renovada versión de lo que supusieron en la Edad Media en Europa se han convertido en un reclamo turístico para Galicia y una oportunidad para la vertebración de todo su territorio y el del norte de España, con una enorme proyección internacional.

La extrapolación andaluza tiene como fundamento la extraordinaria dimensión que tiene la devoción a la Virgen del Rocío, el significado de la aldea almonteña como centro de peregrinación y la riqueza en la diversidad de un territorio andaluz que necesita de cohesión y que encuentra un culmen envidiado en toda Europa, que es Doñana y su entorno, en cuyas marismas se asienta la aldea más popular de España.

El proyecto es ambicioso y, como tal, requiere de una ejecución ambiciosa, sin escatimar en medios que permitan esa vertebración territorial tan necesaria que no ha conseguido ni el ferrocarril y que al mismo tiempo resalte el valor de una riqueza natural y cultural que hace de Andalucía uno de los territorios más especiales de toda Europa y un destino turístico que descubrir también en otro ámbito diferente al de los veranos de sol y playa.

La iniciativa, sin que ello la devalúe por su perfil popular, parte de un cantante, José Manuel Soto, un habitual de la provincia Huelva a quien le “dolía” que El Rocío no tuviera una dimensión mayor, más allá de la pura peregrinación religiosa, como encuentra en Santiago y los caminos que también hace años conoce bien.

Su idea cogió forma de proyecto, razonado y debidamente argumentado, y es la Junta de Andalucía ahora la que lo abandera, a través de la Consejería de Presidencia, pero con más consejerías implicadas, por tratarse de una iniciativa que ofrece muchos perfiles que también obligan a una actuación transversal debidamente coordinada.

Uno de los responsables de las rutas jacobeas estuvo el jueves en Sevilla para ofrecer una dimensión de lo que supone en Galicia el Camino de Santiago. En 1980 sólo se registraron 800 peregrinos, pero el año pasado fueron 442.000, incluso 600.000 sumando quienes no recogen su certificado oficial, la llamada compostelana. Tienen 1.500 kilómetros de caminos sólo en Galicia (muchos más en el resto de España y de Europa), perfectamente señalizados y mantenidos, con una red de 79 albergues públicos que pronto serán 83. Todo ello exige un presupuesto anual de 10 millones de euros para su mantenimiento y mejora, que más que un gasto son una clara inversión porque tienen acreditado un retorno de 10 euros por cada euro dedicado a esta infraestructura, sobre todo en el ámbito rural, tan necesitado de estímulos, en Galicia y en Andalucía.

Destino Rocío

Los números y la experiencia gallega están ahí y son referentes para este proyecto de la Fundación Destino Rocío que se acaba de presentar y que requiere de mayor definición y un plan de ejecución que probablemente encuentre el mejor aliado en Europa y en los fondos para la recuperación, transformación y resiliencia liberados por la pandemia. Es una oportunidad que no hay que dejar escapar por cuantos beneficios, no solo económicos, puede dejar en el territorio.

Pero la envergadura del proyecto y la singularidad de su piedra angular requieren de mucho tacto. El presidente de la Hermandad Matriz, Santiago Padilla, lo apuntó con mucho acierto en el mismo escenario del acto de presentación: no se puede olvidar que en el centro están la Virgen del Rocío, la aldea almonteña y Doñana y su entorno, que precisan del mayor cuidado y respeto para no desvirtuar su significado, su valor y la extraordinaria riqueza que de por sí tienen.

“Si no lo cuidamos, se acaba el invento”. Por eso esa llegada al Santuario del Rocío debe corresponderse con el máximo mimo al lugar y al entorno, que son únicos. Y así entendemos que será una premisa con la que parten los promotores de estas ocho rutas rocieras propuestas, que también tanto pueden aportar a la difusión y mayor grandeza de la devoción a la Virgen del Rocío con ya 800 años de historia.  

Habría sido justo que el proyecto se presentase por todo lo alto en el lugar que corresponde, que sólo puede ser El Rocío, del que bien se valen para poner en pie todo el proyecto. Incluso que hubieran incorporado en él al Ayuntamiento de Almonte con todo el protagonismo que requiere, como Santiago de Compostela en Galicia. En cualquier caso, celebremos ahora la oportunidad que se presenta y alentemos a que se ejecute de la mejor manera posible para que traiga el máximo beneficio, que será el de todos, en esta tierra. Es un buen medio para que El Rocío, Almonte, Huelva y Andalucía se proyecten un poco más y se conviertan en un patrimonio universal, como lo es Doñana para la humanidad. Todo sea por sumar y contribuir al desarrollo potenciando toda nuestra esencia. 

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